domingo, 10 de noviembre de 2013

Hacer buenas obras


Antes se decía con frecuencia que había que hacer buenas obras para alcanzar el cielo. No me gusta esa expresón.

Parto de que ya estamos en el cielo, por tanto lo hemos alcanzado. Doy por supuesto que trabajamos para un Ser, Madre o Padre amoroso, entonces no hay buenas obras sino entrega de mi persona o colaboración esencial en sus cosas.

No sé si me explico con esto. Poniendo un ejemplo sencillo: no barro mi casa porque quiero conseguir un premio sino que la barro porque amo y quiero mejorar mi mundo.

El premio ya lo he obtenido habiendo nacido, ahora solo tengo que expresar agradecimiento y entusiasmo en lo que se me ha asignado.

Todas las buenas obras las hace Dios con nuestras manos, y nuestra persona. La bondad se canaliza a través de todos los corazones y se reparte sobre la tierra.

La cuestión es sentirse parte o ser todo, es decir, si lo que haces es para ayudar a alguien de fuera o si tienes conciencia de la Realidad infinita de la que participas.

En ningún momento estamos fuera sino que somos partícipes, colaboradores de lo más sagrado, de lo que no tiene nombre y que se manifiesta en toda la creación.

Cuando el buen samaritano se detuvo a ayudar al hombre herido en el camino, no estaba haciendo una buena obra, estaba haciendo lo que era justo y natural. Su acción estaba dentro de lo normal en un corazón que ama y se ocupa de sus hermanos.

Los que no se detuvieron a ayudar estaban ciegos, enfermos de desamor. También nos pasa a nosotros a veces.

Si las estadísticas nos dicen que la mayoría no se para a ayudar, no quiere decir que eso sea lo adecuado.

Tengamos sabiduría para saber que con nuestra actuación le prestamos nuestra vida al Creador que se manifiesta en nosotros, valentía para hacer lo que normalmente, estadísticamente, no se hace. Libertad para saltarnos las normas y atender al que más nos necesita, que está a nuestro lado. No con la finalidad de conseguir un premio sino porque es mi hermano, y forma parte de mí mismo.

Y tengamos humildad para saber que siempre somos ayudados e impulsados a curar, sanar, ayudar.

“Hacer buenas obras” no me gusta. Sí me gusta, de modo alegre y natural, cuidar mi mundo, servir al que lo necesita y comunicar paz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso. Yo tambien quiero cuidar mi mundo y comunicar PAZ.

Te quiero mamá.

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