Qué hacer para convertir nuestra vida en un santuario, un espacio donde se la valore y reverencie, se la vea como el mayor tesoro, al que tenemos que honrar y proteger.
Nuestras mentes están llenas de pensamientos, y estos, a veces, nos juegan malas pasadas, porque juzgan, enredan y entorpecen. porque suelen incidir en lo negativo. Nuestros corazones se llenan de angustia por todas las cosas que suceden, y tantas cuestiones sin resolver. Entonces nos entra desasosiego y no sabemos donde agarrarnos.
Nos olvidamos que no estamos solos, todo tiene un propósito y es para algo, somos guiados y el amor es nuestra verdadera materia, la que no muere y enlaza las dos orillas de la vida. Hay una presencia de bondad, algo que nos abraza y nos da la fuerza que necesitamos todos los momentos del día.
Se nos ha concedido nuestro pequeño territorio humano para llenarlo de lo que nosotros queramos. Sabemos lo que nos sienta bien y lo que no, y somos libres para elegir, aunque arrastramos costumbres y modos de vivir heredados muy condicionados.
La misión de cada día es elegir lo que nos da paz y pone paz a nuestro alrededor. Esa es la aportación de nuestro pequeño granito de arena, que realmente es lo más grande que podemos aportar al mundo.
No hay que rechazar nada, ni buscar en otro sitio respuestas, donde estamos todo son oportunidades, umbrales de sanación, puertas abiertas a la construcción de nuestra persona y de nuestro querido mundo.
2 comentarios:
Es un ejercicio de depuración continuo y duradero para poder seguirle al bien. Los errores y las decepciones son el precio a pagar por una vida plena. No hay ni amor ni paz sin Dios en el corazón y en nuestra cabeza como Maestro y Amigo que guarda lo más elevado que tenemos; nuestra alma
"No estamos solos, el amor es nuestra materia"
Recordarlo, ponerlo en práctica y quitar los sobrantes, es un ejercicio de todos los días. Hermosa enseñanza
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