domingo, 28 de julio de 2013

Recibir las enseñanzas



“Así como el agua que mana de una fuente llena las vasijas de acuerdo con la forma y capacidad de cada una de ellas, así también las enseñanzas espirituales no proporcionan sino la parte que cada cual es capaz de recibir conforme al grado de evolución”. (Bhagavad Gita).
Nuestra existencia es esa vasija que es llenada según su capacidad. Hay una fuente que mana, que corre dichosa a través de todo cuanto existe, alcanza a todo, ¿nos sentimos llenos de esa agua, de esa dicha duradera? El recipiente que nosotros preparemos en nuestro corazón será el que determine que seamos capaces de apreciar más o menos, de saborear esas increíbles y benditas aguas. Podemos hacer nuestra vasija tan grande y receptiva como queramos, darle variedad de formas, porque somos muy poderosos, somos creadores.
Ante una misma situación se puede reaccionar de maneras diferentes. Hay quien “entra al trapo” de todos los problemas, y pierde en ellos su energía y su alegría. Otros “pasan” de meterse en líos, porque cuidan su estabilidad emocional, y se rodean de serenidad, conscientes de que cuando falta esta, pierden también la sabiduría básica para vivir.
Sí, hay que huir de las preocupaciones, las que nos matan la confianza, porque si esta la perdemos, vamos como naves sin rumbo y sin guía.
Para ir al terreno práctico podemos decir que para cuidar lo espiritual tenemos que cuidar lo que tenemos entre manos, sea fregar, cocinar, cuidar el jardín, desempeñar nuestro trabajo o relacionarnos con los amigos. Ahí se nos pide que estemos al máximo. Hacer la faena que tenemos delante, esa es nuestra tarea espiritual, ese es el sentido profundo de nuestro día a día. Haz tu tarea.
Aquello en lo que nos centremos, llenará nuestra vida. “Pensad en los dioses, a fin de que los dioses piensen en vosotros”.
Y en esa búsqueda de nuestra identidad, caminemos confiadamente y no tengamos miedo de dar pasos en falso, no los hay.
Como dice el mismo texto del principio: “recibirás nuevas lecciones a medida que estés dispuesto a recibir mayores enseñanzas, porque cuando el discípulo está preparado, no tarda en aparecer el Maestro”.
Mi corazón anhelante está preparado para recibir las enseñanzas de ese Maestro universal y único, que al principio de los tiempos fijó los días de mi existencia y me hizo un hueco en él.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Él respeta nuestros tiempos, nos ofrece siempre todo, y somos nosotros quienes vamos cogiendo. Nos ofrece siempre el agua pero nosotros solo bebemos cuando estamos sedientos, y eso estábien, pq de otro modo no entenderiamos el agua.

Te quiero mamá.

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