La vida son instantes. Una sucesión de
momentos que se pueden encadenar unos con otros y se pueden vivir en plenitud
por separado.
Si separamos un instante del siguiente,
todo es más sencillo porque no nos sobrecargamos con las expectativas del
momento siguiente, con lo que sucederá o no dentro de 5 minutos, o de unos
meses o de años.
Tenemos más serenidad si separamos los
instantes y en cada uno de ellos vemos una finalidad, un mensaje, una enseñanza
que nos ayuda a continuar y a estar equilibrados.
El equilibrio íntimo es muy importante
para ver la belleza y para ser felices, porque es lo mismo. “La felicidad es
belleza”, esto lo leí, y como también lo experimento así, lo hago mío.
Tenemos que hacer acopio de momentos
felices, necesitamos esa base sólida y a la vez tierna para lanzarnos
conscientemente a la aventura de ser persona humana. Bonita tarea. Divina
tarea. Y único objetivo de habitar en este pequeño planeta.
El tiempo no es nada. Lo que
vislumbramos como tiempo es un presente continuado, es “el día” que engloba
todos los días. La vida es un instante.
Por eso, cuando a veces, en grupo,
encontramos momentos de alegría, de compartir, de celebrar, danzar, cantar,
hemos acertado con el camino más auténtico, el de la unión y el amor.
Porque para ir por los caminos
verdaderos que la vida nos regala no nos conviene estar serios, aislados y
amargados. Incluso yo diría que la excesiva seriedad nos impide el paso.
No dudemos en celebrar la vida, la
amistad, los años, con danzas, con risas, con manos unidas, con gestos de
acercamiento. Esa es una auténtica oración: sentirnos felices en torno a la
Presencia que Jesús llama “Padre”.
Esos instantes de Alegría y Paz nos
dejan huella, nos transforman, nos tocan el corazón y nos dan el abono necesario
para saborear la vida auténtica.
También cuando estemos en soledad,
reunidos con nosotros mismos, experimentemos la alegría de sabernos llamados a
esta vida y sostenidos por el mismo Amor que es nuestro dueño y creador.
Y dediquémonos a transmitir a los demás
ese tesoro de belleza y felicidad, hallado en nuestro interior.
1 comentario:
Normal que todo el mundo me hable de ti maravillado...dejas un reguero de amor por donde pasas, tu palabra no sería fuerte si no fuera por tu testimonio de vida, es ahi donde rompes muros de amarguras, por eso tus palabras resuenan tan fuertes, resuenan en tu vida, LA VIDA.
Te quiero mamá.
Publicar un comentario