Nuestro trabajo siempre es interior, porque la gran cuestión es cómo se sitúa uno interiormente ante lo que está sucediendo. No podemos estar a merced de los vaivenes de la vida, necesitamos estabilidad, serenidad y confianza en todos los momentos. Y esto se puede entrenar, es lo que tenemos que trabajar en nosotros.
No nos dejemos llevar por los pensamientos desbocados, por la mente siempre ruidosa que tiende a crear confusión. Ni por los comentarios de tantas personas a nuestro alrededor que también pretenden contagiarnos su nerviosismo. Miremos a lo hondo, donde las aguas están en calma, de donde brota la luz y la belleza de la vida. Eso es lo único real, lo que no cambia porque es el océano que todo lo sostiene.
Se vive por dentro. Ahí es donde sentimos, procesamos, decidimos, aceptamos. Cuando no están bien las cosas a tu alrededor y tú puedes tener paz, eso es vida en plenitud.
Muchas veces son necesarias situaciones límite, de dificultad, para que salga esa bondad esencial que nos constituye, porque es nuestro suelo interior.
Llevamos incorporado un derroche de energía y de vida, y no tenemos que dudar que todo sucede para nuestro crecimiento personal y todo nos conduce a nuestra plena realización como seres humanos.
Somos pequeñas vasijas llenas de luz, andando por una bella tierra, con la oportunidad de soñar a lo grande y de ponernos a crear un mundo nuevo, donde reine la unión y la armonía, y seamos capaces de tender la mano y ser compasivos, en todos nuestros encuentros, en cualquier circunstancia.
Es decir, capaces de ser humanos porque para eso hemos nacido.
1 comentario:
Capaces de ser humanos
Publicar un comentario