No hay que esperar a tener un tiempo libre para reflexionar y orar, sino que podemos llevar nuestro templo allá donde estemos. Como altar portátil o tienda del encuentro multiusos, adaptable a todos los espacios y circunstancias, donde poder entrar con una sencilla palabra, con un simple deseo.
Ese altar personal es un lugar de paz que transportamos y nos da sentido. Hay que cuidarlo, mantenerlo limpio y dedicarle atención y ternura. Siempre podemos entrar para expresar gratitud, y para renovar fuerzas. En él podemos, con nuestras sencillas palabras, hacer una declaración de amor a la vida, y al misterio que nos trae aquí, que lo mismo es. Ahí se escucha, una y otra vez, una voz sin palabras que nos está diciendo: “Quiérete”
En ese lugar sagrado podemos entrar en cualquier momento de nuestra jornada, en la calle, en el trabajo. Sin duda, es un espacio que está a nuestro servicio. Lo que estás buscando te busca y te facilita las cosas. Lo que miras, te mira con amor. Es una relación de dos en uno, imposible de entender y explicar, cuanto más entramos en ella, mejor nos sienta y más queremos entrar.
Necesitamos nuestra mejor energía para estar en la vida de otra manera, con un nuevo talante y visión enamorada. Esa energía la tenemos a nuestra disposición, nos pertenece, no hay que salir a buscarla, es y está siempre. Focalicemos nuestra atención en ella mediante la contemplación.
Saboreemos la experiencia de profundo amor y tomemos la decisión de estar a la escucha y cuidarnos para poder también dar cuidados, escuchar y amar sin medida.
3 comentarios:
Saboreemos la experiencia de profundo amor que nos cuida y trasmitamosla para mejor cuidar y amar.
Es tan cierto, nuestro templo interior está a nuestro servicio, en el recobramos fuerzas para estar y pararnos en la vida y ante la vida de otro modo, para recibir y sentir el amor que nos permite amar y darnos. Gracia Conchi.
En ese lugar sagrado podemos entrar en cualquier momento de nuestra jornada, en la calle, en el trabajo. Sin duda, es un espacio que está a nuestro servicio. Lo que estás buscando te busca y te facilita las cosas. Lo que miras, te mira con amor. Es una relación de dos en uno, imposible de entender y explicar, cuanto más entramos en ella, mejor nos sienta y más queremos entrar.
Necesitamos nuestra mejor energía para estar en la vida de otra manera, con un nuevo talante y visión enamorada. Esa energía la tenemos a nuestra disposición, nos pertenece, no hay que salir a buscarla, es y está siempre. Focalicemos nuestra atención en ella mediante la contemplación.
La humildad necesaria para contemplar y no juzgar, sino aceptar el desafío a seguir aprendiendo de cada enseñanza con la óptica de la humildad.
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