domingo, 12 de mayo de 2019

Centinela


Con frecuencia rechazamos las cosas que no nos van bien, las emociones negativas, el dolor, el sufrimiento. Nos olvidamos que nada es azar, y que cualquier obstáculo que se nos presenta está ahí para que sigamos creciendo. Y cuanto mayor es la dificultad, mayor es el crecimiento.

Estamos en un universo de amor, que se ocupa de darnos las ayudas, de guiarnos en este tiempo que ya es eternidad. Nunca hay futuro, siempre presente. La creación tiene lugar en este instante.

Como estoy siendo creada ahora, tengo todas las posibilidades y todas las oportunidades por estrenar. Mi potencial es infinito, un universo amigo me está alumbrando. Si me siento limitada es por mis creencias falsas y mis aprendizajes erróneos.

Una de esas creencias falsas es pensar que lo principal es estar instalados en el éxito, sin problemas, sin dolor, sin enfermedad, sin obstáculos. Esto como sabemos todos no existe para nadie.

En nuestra sociedad nadie nos prepara para el fracaso. “Está bien que no estés bien”. Cualquier dificultad es como una brújula que te indica dónde tienes que poner tu atención para que aflore lo mejor de ti mismo. Te da una oportunidad para aprender a gestionar tus emociones y poder salir de tu zona de piloto automático o de inconsciencia.

La consciencia, o la lucidez, es el primer objetivo de nuestras vidas. Ser conscientes del privilegio de estar aquí. Tener la suficiente lucidez para vivir agradecidos en cualquier situación, favorable o adversa.

Dice el profeta Ezequiel: “Yo te he puesto como centinela del pueblo de Israel”. El centinela no puede estar dormido, tiene que estar vigilando, lúcido. Y para qué tenemos que vigilar, para que no se nos pase esa voz enamorada que nos llama por nuestro nombre. Para poder ser testigos de su Presencia.

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