Por qué
no dedicarnos a cambiar palabras, a poner nombres radiantes, esperanzadores y
positivos para sustituir a otros oscuros, sin esperanza, sin ilusión.
Donde
digo dolor, puedo poner aprendizaje, donde hay fracaso, puedo decir oportunidad
de cambiar, y la tristeza cabe dentro de la aceptación, la prueba se puede
convertir en esfuerzo, el sufrimiento en paciencia.
Personalmente,
necesito cambiar y crear nombres para que no se me mueran las ganas ni la
ilusión. Necesito mirar con otros ojos. Construir mi existencia con palabras
nuevas, de las que ensanchan el corazón y me dan el impulso que necesito.
Nadie me
puede convencer de que estos son tiempos malos, yo lo veo como los mejores
tiempos. “Considera cada instante como
una suerte” (Rumi). Solo se puede decir esto cuando se sabe que detrás de
todas las tormentas está la luz. Esa luz que me guía y me ayuda en cada tarea
que emprendo, en cada decisión. Por eso, cada momento es el mejor momento.
Toda la
realidad que vemos tiene una cara más profunda y verdadera, que es la auténtica.
El mal no vence, nunca. Aunque parezca lo contrario.
Para
llegar a esa profundidad, fecunda y fructífera, hay que tomar el camino de la
confianza. Todo el universo se alinea y se pone a disposición del que confía,
porque entonces dejamos a la Vida actuar en nuestras pequeñas vidas. Y nos
convertimos en espectadoras emocionadas y agradecidas de los milagros
cotidianos.
Para
todo esto hay que vaciarse de sí mismo, librarse de todo cálculo, abandonar los
miedos y empezar a ser audaces y creativas. Y, como he empezado diciendo,
cambiar los nombres, crear palabras de luz, que nos hagan avanzar.
1 comentario:
Preciosa reflexión, cambia las palabras para crecer en vida gracias
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