domingo, 3 de noviembre de 2013

Ser palabra viva


Dice Rodriguez Olaizola: “Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprende exhorta. Me pregunto quienes serán las personas que en mi camino estén esperando que yo sea palabra viva para ellos”.

Ser palabra viva, o vivir como palabra pronunciada.

Hay un origen, hay una meta, y a los pequeños dardos encendidos que somos nosotros, y que vamos de un lado para otro, se nos concede una sabiduría básica para encontrar sentido en la cotidianidad, para remontarnos sobre nuestras fatigas y, en cualquier lugar, a cualquier hora, poder levantar la mirada hacia ese horizonte acogedor que nos llama por nuestro nombre y nos dice que estamos en casa.

Muchas veces vamos dando tumbos como patos mareados, sin encontrar el norte ni el equilibrio. Sin darnos cuenta de que podemos ser portavoces, mensajeros de buenas noticias para los que se sitúan a nuestro lado en el camino.

Ser “palabra viva” no significa tener que hablar, sino más bien vivir siendo expresión de algo, para ello conviene que preparemos nuestro interior, que lo adornemos con buenos deseos, armonía y paz, para que tengamos algo diferente y motivador que ofrecer en este mundo cegato y protestón, en nuestros ambientes alienantes y poco centrados en lo esencial de la existencia.

Siempre tenemos que estar vigilantes para que nuestro tesoro-vida encuentre el mejor modo para resplandecer, para realizarse en su totalidad, en plenitud, sin quedarse a medias. Y tenemos también la obligación de cuidar y mejorar los tesoros-vida que nos rodean.

Hay mucha faena por delante. Faena apasionante y entrañable.

Aquel que pueda estudiar que estudie, el que pueda cantar que cante, el que pueda compartir comida o manta que lo haga, el que pueda alabar con su corazón que dé gracias por ello. El que pueda hacer más fácil el camino de los demás, adelante.

Todo el que puede caminar con los dones recibidos, conscientemente y gozosamente, ya es palabra de vida, porque no adultera sus capacidades ni su corazón, porque refleja aquello para lo que ha sido creado. Y con eso ha llegado a su meta.

No nos pongamos objetivos inalcanzables, no nos exijamos a nosotros mismos retos imposibles, caminemos con lo que tenemos más a mano. No es tan difícil vivir, si lo hacemos desde la sencillez y el agradecimiento.

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