Demasiadas veces da la impresión de que
vivimos encorsetados, enjaulados, sujetos a lo de siempre, a lo aprendido y
asimilado a lo largo de nuestra vida. La frase que me llega hoy es: “Somos
víctimas de nuestras creencias pero podemos cambiarlas”.
Lo que hemos aprendido es lo que manda,
nos tiraniza y no quiere que pensemos de otra manera, ni que tengamos
soluciones originales o diferentes.
Tenemos una increíble vena creativa y
podemos construir un nuevo mundo pieza a pieza. Podemos dar vida a lo que está
muerto y poner esperanza donde hay desesperación. Pero nosotros mismos somos
tremendamente demoledores con lo que de original surge en nosotros o a nuestro
alrededor, tenemos tendencia a criticar al que rompe el orden establecido.
Descalificamos lo que no hacemos o no se
nos ha ocurrido a nosotros. Las otras religiones, las otras culturas, las
consideramos de segunda categoría.
Todo es cuestión de cambiar la mirada.
Tenemos el encargo de comunicar alegría, de sembrar ilusión, de hacer llegar la
buena noticia del amor, porque mucha gente se hunde en el terrible sufrimiento
del desamor sin enterarse de que ríos de ternura envuelven su corazón endurecido.
Solo la compasión amorosa nos va a dar
alas, nos va a hacer libres, a sacar de nuestra jaula egoísta y fría. Y nos va
a permitir contemplar la armonía gozosa que todo lo disculpa y todo lo une.
Nos convienen pinceladas de creatividad.
Ayer me inventé yo hacer una peregrinación hasta la iglesia donde está la
Virgen patrona de mi ciudad. Para ello fui en metro y caminé unas cuantas
calles en medio del bullicio, del tráfico, del ajetreo urbano. Parece que no
era el lugar más indicado para centrarse en la peregrinación, pero yo iba
completamente concentrada, feliz, como si estuviera yendo a un santuario
solitario en lo alto de la montaña, porque las condiciones que necesitaba las
llevaba dentro.
Fue una experiencia dichosa, fue hacer
algo diferente de lo que suelo hacer. Y me he propuesto meter más pinceladas
creativas en mi día a día, creo que me hace falta para saborear más plenamente
la vida.
Es muy enriquecedor meter esas cuñas de
actividad motivadora y diferente. Porque así destapamos trozos de cielo que
teníamos escondidos, a la vez que tomamos contacto con nuestra fuente interior.
Recomiendo vivamente que cada uno se
adentre en su corazón más tierno y creativo para inventar formas originales de
expresar esa energía única que se puede manifestar de tantas maneras como
criaturas hay.
1 comentario:
"Es muy enriquecedor meter esas cuñas de actividad motivadora y diferente. Porque así destapamos trozos de cielo que teníamos escondidos, a la vez que tomamos contacto con nuestra fuente interior"
Me parece una experiencia muy positiva que voy a poner en práctica a partir de ahora.
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