miércoles, 23 de octubre de 2013

Locura es lo sensato


“En amor, locura es lo sensato”. Lo he escuchado en la radio, me parece acertadísimo.

Me confirma lo que ya pensaba: hay que estar un poco loco. Hay que estar “p´allá”, como se dice en mi entorno.

Loco para desear el bien a quien te hace mal. Para tener aceptación en los fracasos, tener alegría confiada y volver a encontrar la ilusión después de las lágrimas.

La vida puede ser muy dura, si ponemos el corazón donde no toca: en lo material y superficial, en las posesiones, en los éxitos, en las alabanzas. Porque en cuanto dejas de tener ese prestigio o esa riqueza, te hundes.

Ese verso es de Antonio Machado, poeta. La estrofa completa dice: “Huye del triste amor, amor pacato/ sin peligro, sin venda, ni aventura/ que espera del amor prenda segura,/ porque en el amor locura es lo sensato”. Una maravilla de poesía, de clarividencia y acierto en las palabras.

Me parece increíble participar de esta locura que me hace ver más allá en todo cuanto toco.

“Sigue tu felicidad, y el Universo te abrirá puertas donde solamente había paredes”. (Joseph Campbell)

Es cuestión de tomar la decisión de ser feliz, y la primera puerta que se entreabre es la de la alegría, aunque solo sea a ratos. Es suficiente.

También la confianza, la esperanza y el agradecimiento son puertas, que deshacen con su sola presencia los muros de hormigón que aprisionan nuestro corazón hasta llegar a hacerlo un simple músculo insensible y frío.

El Universo te ama, me ama. Esta es la mejor noticia y hay que experimentarla como un cosquilleo, con un regusto especial, con aires de fiesta. Y hay que celebrarlo.

A quien le llega esta noticia hasta su corazón, se le tiene que notar. Precisamente manifestando alegría.

Los pequeños gestos de ternura son los que mueven el mundo. También hay hazañas extraordinarias, por ejemplo hubo un hombre, Maximiliano. Kolbe, que estando en un campo de concentración se cambió por otro que estaba en la lista de los que iban a la cámara de gas. Con su muerte nos dejó el ejemplo más grande de amor que puede existir, dar la vida por otro.

Esas grandes personas existen. Pero la mayoría somos personas normalitas, con una vida sin grandes sobresaltos, donde nos acomodamos a no pensar, no sentir, no vibrar.

La cita nos recuerda que para amar conviene estar un poco locos, vivir en el límite, es decir en la inseguridad, lo imprevisible, la búsqueda, la aventura, la incertidumbre, el caminar a ciegas.

Las seguridades pueden convertirse en cárceles que aprisionan lo nuevo y original que quiere brotar en nosotros cuando sentimos esa presencia amorosa que viene a buscarnos y transformarnos.

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