domingo, 27 de octubre de 2013

Intuiciones poderosas


En realidad no hay que hacer nada. A él le corresponde buscarnos y encontrarnos. Es nuestro ser más íntimo, es sabio y bondadoso. Y le pertenecemos.

Vamos a dejar nuestros quehaceres en sus manos, y tranquilizarnos, porque es verdad que siempre vamos un poco agobiados, estresados, y hasta enfadados.

Somos obra de sus manos, pensamiento de su sabiduría, suspiro de sus labios. No podemos estar tan mal. Le hacemos un gran desaire, un desprecio a su labor si nos minusvaloramos a nosotros mismos.

Nuestro lenguaje es muy limitado, nos acerca de un modo insuficiente al misterio infinito. Las grandes personas, también los grandes poetas, con sus intuiciones poderosas, nos acercan a él. Dice Pedro Salinas: “Hay que soñar despacio, nuestros sueños deciden como si fueran pasos”.

Pues eso, a ver dónde ponemos nuestros sueños e ideales, dónde nuestras esperanzas. Son decisivas, tienen fuerza y peso en nosotros. Nos mueven a hacer o no hacer, a sonreír o no. A sentirnos bien o no tan bien.

En medio de un paisaje maravilloso, de una creación inabarcable, está el ser humano, estando dichoso o sufriendo, esos dos polos le pertenecen, son características que le definen.

No nos encerremos entre las paredes de nuestro sufrimiento, que no nos dejan ver más allá. No nos perdamos la alegría de vivir y de sentirnos en relación con nuestro creador. No desperdiciemos la oportunidad de agradecer, que cada día se nos presenta. Iluminemos nuestro interior adormilado, y aprovechemos los minutos que van tan rápidos y son tan nuestros. Nuestro tiempo es un regalo.

Sentirse amado es la mejor de las terapias, es el más infalible de los tratamientos, el más eficaz de los remedios. Y ante ello la respuesta más humana es la expresión de agradecimiento.

Caminemos sintiendo la ayuda y protección del amor, pero no nos obsesionemos con el cómo, dónde, cuándo, qué. Dejemos el devenir de nuestras historias y de nuestros destinos en manos de quien ya están. Y sigamos las indicaciones que nos señalan las personas más extraordinarias en las que se ha derramado sabiduría para trasmitirnos.

T. de Chardin nos dice: “adora y confía”. Ese es el camino.

San Agustín nos dice: “ama y haz lo que quieras”.

Estas son otras de las intuiciones inspiradísimas. Increíble lo que esas pocas palabras encierran. Todo un tratado de cómo vivir desde la propia interioridad. Y desde nuestros anhelos infinitos.

Cuando nos relajamos y aflojamos tensiones, vemos cómo la vida fluye intensamente y nos abraza. Notamos la ternura de nuestro corazón, que es un remanso de aguas mágicas: lugar entrañable, nuestro, de todos, cielo en la tierra.

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