domingo, 14 de septiembre de 2014

Estoy en vela



Estoy a la escucha, en vela, atenta, recibo mensajes importantes en mi persona, por eso no me pilla  desprevenida la luz del día porque yo la espero en la madrugada, pacientemente.
Tengo una misión, seguir el mandato: “Busca mi presencia”.
Y eso hago, por eso cualquier situación es buena para mí, todas las piezas sirven para recomponer mi persona y haré todo lo que esté en mi mano para continuar mi búsqueda.
Dice en “La nube del no-saber”: “De todo su rebaño te ha elegido amorosamente para ser uno de sus amigos especiales”. Si sientes este mensaje como para ti es que lo es.
Yo lo siento mío y como amiga especial y privilegiada estoy atenta a mi mundo y busco su presencia amorosa en todo cuanto me sucede. Y la encuentro. Mi vida es un encuentro, un diálogo ininterrumpido, un tú a tú increíble.
Nunca estoy ociosa, nunca me aburro, ni digo “que pase este momento para que venga otro”, cada instante es un regalo, cada situación única. Vivo en mi presente eterno. Vivo ahora, no en lo que podría haber pasado, o en lo que pasaría si. Firmemente rechazo esos condicionales que hacen que vivamos vidas que no son reales y que suframos sufrimientos imaginarios. Sí, la mayoría de las veces nos inventamos el sufrimiento y ocupamos nuestra mente en cosas que podrían pasar y nos harían daño. Eso son los condicionales. Es como una realidad virtual que actúa sobre nosotros y nos lleva a acumular preocupaciones innecesarias. No sé por qué sucede esto.
Como dice la cita anterior, somos un rebaño, y somos elegidos, amigos especiales. Aquí no caben interpretaciones negativas.
Tenemos que aprender a relajarnos en la vida, de lo contrario pasaremos noches en vela obsesionados con todo lo que nos podría pasar y con lo que tendríamos que hacer. Tenemos que practicar cómo vivir en el presente, todo requiere un aprendizaje.
La gente se acostumbra a vivir en el estrés y en la tensión, pero eso no sienta bien, nos desconecta de nuestro remanso interior, que es donde tiene lugar la vida.
Que nuestra vida sea un estar atentos a las indicaciones que nos llegan a través de todo cuanto nos sucede, que descubramos las señales de una presencia amorosa que nos guía.
“El corazón me dice:
“Busca la presencia del Señor”
Y yo, Señor, busco tu presencia.
No te escondas de mí,
mi única ayuda eres tú.
Señor, muéstrame tu camino,
guíame por la buena senda”.
(Sal 26).

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