domingo, 2 de junio de 2013

El lenguaje del entusiasmo


 
“Urge un lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor, el lenguaje que sale de la mazmorra y de la bóveda y vuela muy alto”.
(Juan Rubio).

Leía el otro día que hay que sacar la basura que está en la cabeza. La basura es lo que te distrae de lo que realmente importa, que es el momento presente.

Porque vivimos en cárceles, invisibles pero reales, que nos tapan la alegría auténtica de vivir. Y algo hay que hacer.

Esos barrotes se desmoronan tan solo con no hacerles caso, con ignorarlos.

Allá donde focalizamos nuestra atención sentimos un cosquilleo, eso pasa realmente en el plano físico: cuando nos sentamos en silencio y pensamos en los pies, los sentimos en ebullición, y si pensamos en las manos, lo mismo, o en los brazos, los hombros, etc. Lo que ponemos en primer plano, lo que resaltamos es lo que cobra protagonismo  y todo lo demás pasa a un segundo lugar.

Si resaltamos la bondad, la veremos en todas partes y nos llenaremos de alegría. Si damos más relevancia a lo superfluo, la superficialidad y la tontería inundarán nuestra vida.

Por tanto, a ver qué seleccionamos como referencia, porque nuestra vida dependerá de dónde pongamos nuestra atención.

Yo soy partidaria de que allá donde estemos busquemos asombrarnos de la belleza y de la magia de cada momento.

Me gusta ver qué han hecho las grandes personas que son mis modelos. Ellos me dicen, con su vida, que hay que mantener firme el mensaje de vida y de esperanza. Y que no hay que actuar nunca por rivalidad, sino con humildad.

Y con estas enseñanzas me pongo en camino, consciente de lo que se me da, de mis dones.

Recuerdo una poesía que escribí que habla de romper el lenguaje en mil pedazos para que de ahí surjan gaviotas y abrazos. Que brote lo inesperado en cada momento, lo que nos deja con la boca abierta, que el asombro no nos abandone, y la ilusión sea nuestro punto de partida.

Hay palabras que son adoquines en medio de la calle que nos dificultan enormemente nuestro caminar. Pero eso tiene solución, puedo escoger caminos nuevos, rompedores, con chispa. ¿Por qué no?

 Romperé el lenguaje en mil pedazos
y de sus cenizas
surgirán gaviotas,
nacerán abrazos,
y las aguas danzarán
en el hueco de mi mano,
y las luces transformarán
corazones a su paso.

Rasgaré la realidad hasta anularla,
para ver brotar las estrellas de tus ojos,
me vestiré con besos y caricias,
celebraré fiestas de paz y de armonía. 

Me asomaré a un mundo no explorado
que me mira y me llama por mi nombre,
y me iré paseando libremente
contemplando mis días cómo corren.

Dibujaré gestos de paz
con mi mirada,
y de mi sangre brotarán fuentes
de calma y de esperanza.

 Y lanzaré al espacio una canción
que cruzará distancias infinitas,
aguardando luego nuevos ecos
que echen raíces en mi vida.

Trabajaré mi carne adormilada
y recogeré cosechas de alegría
para ofrecerlas en un ramo
a quien me ha llamado,
a quien me está esperando.

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