Reelaborar. En algún sitio lo he leído y
desde entonces veo cómo se aplica en mi vida una y otra vez. Ya me sucedía
antes, pero no le había puesto el nombre.
Me pasa muchas veces que planeo una cosa, y
sale otra. Entonces es cuando tengo que reelaborar.
Me sucedió el otro día que fui al médico
pero me equivoqué y fui dos horas antes, podía haber supuesto un problema, pero
no fue así. Como siempre suelo llevar un libro, fueron dos horas maravillosas
las que pasé leyendo cómodamente sentada, con sensación de felicidad, mientras
esperaba mi turno. Eso es reelaborar.
A todos nos pasa bastante a menudo,
encontrarnos en una situación que no esperábamos. Entonces puedes tomar el
camino del enfado, la desesperación, la rabia, el malhumor, o puedes reelaborar
y convertirlo en una ocasión para demostrarte a ti mismo que tú mandas en tus
emociones y en tus circunstancias, que lo que haces con lo que te sucede es
cosa tuya. Y que no hay situaciones equivocadas.
Para reelaborar hay que poner lo mejor de
uno mismo en cualquier situación inesperada, en cualquier cambio de planes.
Si tú llevas la armonía caminando con tu
persona, no hace falta esperar que te venga de fuera, brota de ti te suceda lo
que te suceda.
La vida en plenitud requiere de una
continua reelaboración, reestructuración, puesta a punto original de uno mismo,
estamos sometidos a continuos cambios. Incluso a nivel de nuestra fe,
necesitamos “repensar continuamente
nuestras imágenes de Dios” (Andrés Torres Queiruga). Lo que nos sirve para
una etapa no nos sirve para la siguiente, lo vemos claramente cuando observamos
la trayectoria de nuestra vida espiritual/religiosa. Tenemos que reelaborar
también en este terreno que es el que afecta de lleno a la totalidad de la
persona.
Y cuando nuestros espacios estén
apolillados y trasnochados pues airearlos para que entre lo nuevo, la
imaginación, e incluso la duda. Si estamos muy seguros de todo ya no nos
visitan las sorpresas. Vivir es una continua sorpresa.
Dediquémonos a construir a diario nuestra
interioridad. A reelaborar el precioso tejido de nuestro “ser personas humanas”.
1 comentario:
Me lo apunto: reelaborar.
GRACIAS MAMÁ!
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