Encontrarte y enamorarte de ti mismo, de lo
que supone tu existencia.
Si “te cuenta la película” alguien
enamorado de ella, te atrae sin remedio. Te transmite mejor quien siente placer
en su trabajo, en sus proyectos.
En un curso que he hecho recientemente, el
conferenciante presentaba su programa con tanto entusiasmo y alegría, que
contagiaba a todos los que le escuchábamos. Él fue el que dijo estas palabras: “Cada etapa en la educación de los niños es
un placer, y si no lo es, hay que convertirla en un placer”.
Esto se puede hacer extensivo a todas las
actividades, a todo lo que hacemos. Si no nos supone un placer, pues hay que
transformar nuestra relación con la realidad. Y ahí entra nuestra creatividad,
nuestra ilusión y fuerza.
Nuestro “sentirnos seres humanos sanos y
dichosos” sufre diariamente pruebas, y a veces no llegamos a la nota mínima de
satisfacción.
Lo que pasa es que a veces nos quedamos
encallados en las pequeñas dificultades de la vida, “que si me han dicho o no
me han dicho”, “que si me han hecho o no me han hecho”, y no miramos la gran
armonía universal en la que estamos inmersos.
“Cualquier
cosa que te preocupase cuando te levantaste esta mañana, olvídala. ¿Qué
importancia puede tener dentro del gran orden del universo? Haz las paces y
sigue adelante”. (Ken Robinson). Este
mismo autor nos dice que “cuando
disfrutamos haciendo aquello que más nos apasiona, el tiempo transcurre de
manera distinta, y desarrollamos toda nuestra creatividad”.
Podemos reconsiderar nuestras
circunstancias, ver en qué nos falta poner ilusión, analizar por qué no
disfrutamos con lo que hacemos, e introducir los cambios necesarios. Si podemos
convertir nuestro trabajo en nuestra pasión, entonces ya está el cielo a
nuestro alcance. Ahí tendrá salida nuestra fuerza creativa, y nuestro
tiempo/vida será mágico.
Eso me pasa a mí, me enamoro de lo que
hago, me encuentro a mí misma en mis proyectos grandes o pequeños, en mis
quehaceres cotidianos.
En todo lo que hago noto el removerse de
las aguas/energías que me habitan, noto su empuje y su decisión. Son poderosas
y saben lo que tienen que hacer. Yo estoy a su servicio, por eso no me asusto
de nada y sé que todo va a salir bien. Y sale bien.
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