domingo, 3 de junio de 2012

No hay nada más práctico

Tenemos que estructurar nuestra vida para que en ella quepan momentos de contemplación, de búsqueda de sentido. Todo nos ayuda en el camino, si ponemos en ello nuestra conciencia.
Se trata de preparar nuestra formación, no descuidarla: leer los textos que nos hagan profundizar en nosotros mismos, para unos serán lecturas espirituales o religiosas, para otros poesías o historias bonitas. Leer en la naturaleza, escuchar su mensaje pacificador.
También estudiar en las situaciones que nos suceden porque nada es azar, todo viene a decirnos algo. Junto al trabajo, la diversión y el ocio, hacer hueco para el encuentro con uno mismo, para adentrarnos en el misterio de nuestra propia existencia.
Llegar a ser persona humana implica disciplina, control de nuestro tiempo. Esta es una tarea para toda la vida.
Esos pequeños ratos de reflexión van a dar luz sobre la multitud de cosas que hacemos durante el día, son necesarios para dejar de ser autómatas y sentirnos vivos.
No dejemos nuestra formación en manos de nadie, no esperemos con los brazos cruzados hasta ver si se presenta una ocasión de aprendizaje. Es demasiado valioso nuestro tiempo y todo pasa demasiado rápidamente.
Por eso, desde este mismo momento, tomemos las riendas de nuestra vida, hagamos breves instantes de meditación, acostumbrémonos a ellos, hasta que se conviertan en algo sin lo cual no podemos vivir.
Dirijámonos a la presencia que nos habita y que nos envuelve, tengamos unas palabras de amistad con ella, como dice Santa Teresa.
No podemos quedarnos “entre nuestras cuatro paredes”. Tenemos que sobrevolar por encima de ellas, atravesar barreras que nos aprisionan, y sentirnos llamados a colaborar y descubrir nuestro destino. Ser mensajeros de buenas noticias para los que nos rodean, ilusionados y esperanzados aun en medio de todos nuestros problemas, que ya no serán tan graves si los encaramos de diferente manera.
Cuando dice Pedro Arrupe: “No hay nada más práctico que encontrar a Dios”, viene a decir: No hay nada más práctico que cultivar nuestra interioridad y enamorarnos de la Vida, porque esto pondrá alegría y agradecimiento en todo cuanto nos sucede.
Termino con las palabras de Cristina Kaufmann: “Nuestra interioridad consiste en estar dentro de la Realidad, la vida nos abraza, la verdad nos sustenta, el amor nos hace ser.”

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