Si te gusta una cosa, dilo, comunícalo. Expresa alegría, emoción, ternura, agradecimiento.
He observado que hay bastante gente, sobre todo entre los varones, a los que les cuesta expresar lo que sienten.
Hay quien se ha acostumbrado a ir con una máscara rígida y a llevar los sentimientos totalmente ocultos.
Es una delicia demostrar o recibir demostraciones de gratitud y cariño. Es un motivo de cercanía muy reconfortante entre las personas.
Nuestro corazón es básicamente tierno, suave, inocente. Y si se manifiesta de otra manera es que está herido, dolido, o que influenciado por el ambiente educativo ha tomado un camino equivocado. “Los chicos no lloran”, es un ejemplo.
“Todo lo que no se da se pierde” (Dominique Lapierre). Los afectos que no se demuestran acaban apagándose, y luego lo lamentamos. A veces escuchamos: “si le hubiera dicho cuánto le quería”.
Porque al final de la vida lo que realmente cuenta es lo que hemos dado y recibido de amor. Nada más. Todo lo demás pasa, queda el amor que ha sido expresado, no el que ha permanecido sepultado.
En los matrimonios y en las parejas es fundamental esa expresión de afectos, no se puede estar toda una vida juntos, sin demostraciones frecuentes de cariño. Mejor dicho, sí se puede estar, pero pasándolo muy mal, porque a los humanos nos es completamente necesario sentirnos queridos, mimados, arropados.
Deja circular el amor que te mueve, no tengas todo el día el gesto agrio y desconfiado. Ya sabemos que eres una persona sensible, pero también tienes que demostrar esa sensibilidad en todos tus encuentros.
Tú amas a tu hijo, pero si él no se siente amado, el efecto es el mismo que si tú no le amaras. Es un ejemplo para decir que se nos tiene que notar que amamos, hay que expresarlo con claridad para que llegue a su destino.
He leído en la epístola de Juan que “el amor consiste no en que nosotros amemos sino en que Dios nos ama. Dios es amor”.
Para los que nos creemos eso, se trata de ser espejos limpios donde se refleja la inmensidad divina. No es cosa nuestra, somos recipientes.
¿Por qué no volcar Dios en los demás? Para ello, expresemos cariño en todas las ocasiones que podamos.
He observado que hay bastante gente, sobre todo entre los varones, a los que les cuesta expresar lo que sienten.
Hay quien se ha acostumbrado a ir con una máscara rígida y a llevar los sentimientos totalmente ocultos.
Es una delicia demostrar o recibir demostraciones de gratitud y cariño. Es un motivo de cercanía muy reconfortante entre las personas.
Nuestro corazón es básicamente tierno, suave, inocente. Y si se manifiesta de otra manera es que está herido, dolido, o que influenciado por el ambiente educativo ha tomado un camino equivocado. “Los chicos no lloran”, es un ejemplo.
“Todo lo que no se da se pierde” (Dominique Lapierre). Los afectos que no se demuestran acaban apagándose, y luego lo lamentamos. A veces escuchamos: “si le hubiera dicho cuánto le quería”.
Porque al final de la vida lo que realmente cuenta es lo que hemos dado y recibido de amor. Nada más. Todo lo demás pasa, queda el amor que ha sido expresado, no el que ha permanecido sepultado.
En los matrimonios y en las parejas es fundamental esa expresión de afectos, no se puede estar toda una vida juntos, sin demostraciones frecuentes de cariño. Mejor dicho, sí se puede estar, pero pasándolo muy mal, porque a los humanos nos es completamente necesario sentirnos queridos, mimados, arropados.
Deja circular el amor que te mueve, no tengas todo el día el gesto agrio y desconfiado. Ya sabemos que eres una persona sensible, pero también tienes que demostrar esa sensibilidad en todos tus encuentros.
Tú amas a tu hijo, pero si él no se siente amado, el efecto es el mismo que si tú no le amaras. Es un ejemplo para decir que se nos tiene que notar que amamos, hay que expresarlo con claridad para que llegue a su destino.
He leído en la epístola de Juan que “el amor consiste no en que nosotros amemos sino en que Dios nos ama. Dios es amor”.
Para los que nos creemos eso, se trata de ser espejos limpios donde se refleja la inmensidad divina. No es cosa nuestra, somos recipientes.
¿Por qué no volcar Dios en los demás? Para ello, expresemos cariño en todas las ocasiones que podamos.
1 comentario:
Espero expresarte día a día todo el amor que siento por tí.
SABES QUE TE QUIERO MAMÁ.
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