domingo, 20 de mayo de 2012

La mujer enferma

Iba una vez Jesús caminando entre la multitud, muchos le rodeaban y le apretujaban. Había en esa muchedumbre una mujer enferma que estiraba su brazo para intentar rozarle su manto con los dedos. Se acercaba a él destrozada por su enfermedad y con una gran seguridad en que con sólo tocarle se sanaría.
Tenía fe.
Efectivamente, nada más tocarle, la mujer se siente curada, y Jesús nota que ha salido de él una fuerza especial, porque dice: ¿quién me ha tocado?
¿Por qué llega este relato a mí, después de tantos siglos y me toca el corazón?
Veo el gentío que le rodea, veo a Jesús emocionado porque alguien le ha tocado con fe, veo a la mujer que ha sido puesta ahí como ejemplo para todos nosotros.
A veces la gente dice: ¿pero eso sucedió realmente? Lo de menos es si sucedió, lo importante es que ha llegado hasta aquí para mi formación como persona.
Hay que mirarse dentro del evangelio al igual que dentro de todo lo que nos sucede y ver lo que nos dice, porque la vida nos habla. Hacer un poco de detectives de nuestros acontecimientos. Vivir despiertos, expectantes, intrigados, rastreadores de una presencia.
Todo lo que sucede tiene algo que decirnos a nosotros, personalmente.. En todo podemos reflexionar lo que nos aporta a nuestra vida.
¿Qué me dice Jesús en el evangelio a mí, ahora, dos mil años después? Porque si lo que leo ahí no me dice nada a mí, es letra muerta.
Con este pasaje del evangelio que he relatado, Jesús nos viene a decir que si vamos a él con confianza, su energía nos dará la sanación que necesita nuestro corazón, nos dará aires nuevos, ya no seremos “el gentío” sino alguien que es mirado a los ojos por su maestro, que es escuchado y atendido en lo más íntimo.
Yo soy esa mujer enferma, yo estiro el brazo con todas mis fuerzas para alcanzar esa energía buena de la que tengo sed, y que está representada en la persona de Jesús. Y sé que con solo rozar su capa, estaré curada de mi ignorancia (siempre traduzco pecado por ignorancia).
Por eso cada mañana emprendo mi camino entre la gente, con el objetivo principal de aumentar la confianza necesaria para el camino personal que tengo que recorrer. Y también comunicar confianza a los habitantes de mi planeta.
¡Bonita tarea se me ha encomendado!

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