Me encanta la cita de los evangelios que dice: “Con el Reino de Dios sucede como con el hombre que siembra en la tierra, que lo mismo si duerme que si está despierto, lo mismo de noche que de día, la semilla nace y crece sin que él sepa cómo, y es que la tierra produce por sí misma.” (Mc 4, 26-28)
La tierra produce por sí misma. El plan divino se basta a sí mismo. Podemos quedarnos dormidos, equivocarnos de camino, echar las cosas a perder aparentemente, pero la Semilla, el Reino, la Perfección, la Sabiduría divina se abre camino en nosotros sin que sepamos cómo.
No conocemos sus leyes, su mecanismo interno, su motivo último para nacer y crecer en nosotros. No sabemos sus razones. Y eso es lo que más nos cuesta, porque nos gusta tenerlo todo controlado y clasificado. Y Dios es de imposible clasificación para nosotros.
Así se expresaba el místico Angelus Silesius:
“No sabemos lo que es Dios: no es ni luz ni espíritu, ni verdad ni unidad, ni lo que llamamos “divinidad”, ni sabiduría ni razón, ni amor, voluntad o bondad, ni cosa ni no-cosa, ni esencia ni sentimiento. Es lo que ni yo ni tú ni creatura alguna aprenderemos jamás si no es convirtiéndonos en lo que él es”.
En este mismo instante ya somos su manifestación, somos tierra abonada desde el mismo momento de nuestra concepción. La semilla divina tiene su propia fuerza, su desarrollo autónomo en nosotros. Aunque nos deja que participemos en el proceso de su crecimiento, como contemplativos de su acción, lo cierto es que no depende de nosotros, no es obra nuestra. Es por pura gratuidad o precioso regalo como nosotros podemos vivir este despertar.
Todo lo que vemos está sembrado con esa semilla, Dios nace y crece en todos nosotros aunque estemos dormidos o despistados.
Tratemos de asistir con un poco de consciencia a ese nacimiento, aunque solo sea para disfrutarlo y para ser testigos asombrados de grandes cosas.
1 comentario:
Esta semana he sido testigo de frases tan bellas como:
- "La vida me da justo lo que necesito, solo hay que confiar".
- "Hoy ya no creo en Dios, hoy vivo en Dios".
- "Si confías, pásale el problema a Dios y vete a dormir".
- "¡No estoy sola!".
- "Dios me quiere".
Y la semana se completa con tus textos, y tus frases que también recojo:
- "Dios nace y crece en todos nosotros aunque estemos dormidos o despistados".
- "La tierra produce por sí misma".
¡Qué gozada de semana!
Gracias a todos aquellos que comparten sus experiencias con los demás y son transmisores de paz, amor y alegría.
Te quiero mamá.
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