miércoles, 14 de diciembre de 2011

Toma mi mano


Piensa en tu enamorado más ferviente, en tu amante más fiel, en tu “príncipe azul”, en el ser ideal, en la persona de tus sueños. Siempre tenemos que pensar en términos humanos para poder entendernos.

Siente que el ser más bondadoso está volcado en tu persona, y presente en tu espacio más íntimo y sagrado, y en todo lo que se relaciona contigo.

Créete que has sido elegido para ser feliz, para besar, emocionarte, contemplar, que has sido tocado por una varita mágica y has sido bendecido con una lluvia de estrellas luminosas, con un paisaje soñado.

Que todo ha sido creado para ti, para tu realización y tu formación como ser completo. Y que ya cuentas con toda la ayuda que necesitas en cada momento.

En este momento me estás diciendo: “¿Y por qué sufro?”

Porque te miras a ti, y no miras al que te ama, al que te sostiene en la vida para que tengas alegría. Yo te aseguro que el sufrimiento se aleja cuando tienes tu vista puesta en él, cuando te quitas la tensión que acumulas y la lanzas fuera con fuerza. Esto no es ninguna imagen irreal: en un curso de interioridad nos enseñaron a coger con las manos nuestros problemas y lanzarlos fuera con todas nuestras fuerzas, gritando: ¡Fuera!

Siempre conviene hacer cosas en las que participen todos nuestros sentidos, nuestra piel, nuestras entrañas. Es muy efectivo. Cuando arrojas fuera lo que te molesta, te quedas nuevo, te adentras en la paz que te pertenece. Pruébalo, y luego me lo cuentas. Aunque yo no te escuche, hay una parte no consciente mía que sí te escuchará porque todos estamos íntimamente relacionados. Cuéntamelo.

Toma mi mano, como yo tomo la mano de tantos que me la tienden, camina conmigo, mira de frente al amor, que es tu esencia, y deja de lamentarte.

Te traigo para reflexionar un mensaje de la Biblia: “Yo soy de mi amado, los impulsos de su amor lo atraen a mí.” (Cantares 7)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tus palabras siempre me hacen parar, pensar y VIVIR más llena de Amor.
Gracias, hormiguita.

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