miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sentirte vivo


¿Dónde te nace la vida en este momento? ¿Dónde te sientes en ebullición? ¿O es que quizá hace tiempo que no te emocionas con lo que tienes entre manos, con tus asuntos, con tus circunstancias más o menos favorables?

Pues si es verdad que no te sientes vivo, es hora de introducir pellizquitos de magia en esa rutina que se ha hecho una costra en ti.

Es hora de invitar a tus amigos a casa, en grupo o por turnos, pero no para hablar de lo de siempre sino para cantar, bailar, haceros regalos de los que no se compran, daros abrazos, expresaros vuestra amistad, compartir vuestras lágrimas.

O de preparar esa comida que le gusta a los tuyos y adornar tus espacios de una forma especial, como una celebración de navidad fuera de fecha. Es hora de enviar mensajes de enamorado a las personas especiales para ti.

Pon a tu alrededor detalles que te hagan recordar situaciones felices, y si ya los tenías puestos, renuévalos, porque a fuerza de ver siempre lo mismo ya no nos dice nada.

Lo importante es sentirte vivo, con ilusión e interés creciente, saborear cada momento como un niño que está siendo amamantado: también a nosotros la teta/vida nos abastece de lo que necesitamos.

Se trata de avivar esa llamita que llevamos dentro, con leña nueva, y de esta manera conseguir el calor necesario para sentirnos personas y no autómatas.

Queda prohibido llevar la cuenta de los desplantes que nos hacen: “Fíjate, ni siquiera me ha contestado a la invitación.” Nos vamos a fijar tan sólo en lo que nos hace felices, a lo otro no le dedicaremos ni un minuto de nuestro precioso tiempo.

Hay que eliminar los momentos de pesimismo que no nos favorecen, hay que desandar sendas muertas.

Nuestro corazón es sabio, y si ha iniciado una búsqueda es por algo, sólo hay que darle lo que necesita: algún motivo de alegría que le haga levantarse ilusionado cada mañana.

No esperes a que el otro dé un paso, hazlo tú, elimina tus malas caras, tus maneras indiferentes, mete en tu vida guiños, sonrisas y buen humor.

Por favor, no seas tan serio, búrlate de ti mismo un poquito, borra tu fachada de persona respetabilísima, extiende tus manos, comparte tus experiencias y tus anhelos.

Acércate al que llamamos OTRO, pero sólo es UNO.

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