“Cuando el discípulo está preparado aparece el maestro”. Este “maestro” puede ser cualquier situación en nuestra vida: todo viene a enseñarnos cuando estamos abiertos al aprendizaje. Nos enseña cualquier frase de un libro cuando sentimos que va dirigida a nosotros, cualquier gesto consciente, y también todos los momentos de búsqueda.
Todo viene a reforzar nuestro aprendizaje espiritual, que es esencial porque es el que nos lleva a ver la vida en profundidad y afecta a todo lo que hacemos y somos.
Cómo cuidar ese aprendizaje básico. Cada uno sabe sus necesidades, sus limitaciones, sus talentos. Dedicar un mínimo de tiempo de introspección, de sentir interiormente, ver si estoy siendo lo que quiero ser, si me encuentro a gusto o necesito cambiar algo.
Este proceso no hay que vivirlo con ansiedad, porque todo viene en nuestra ayuda y un aparente azar nos va enviando los mensajes que necesitamos. Las casualidades no existen.
Por ejemplo, cuando abrimos la Biblia al azar siempre hay un claro mensaje que es para nosotros. Lo encontramos cuando vamos con sed y con sencillez, en búsqueda ilusionada y auténtica. Cuando hoy la he abierto, me ha dicho: “Yo hoy protegeré esta ciudad y la salvaré”. Esta ciudad soy yo misma. Al leerlo me ha inundado la gratitud por esa protección que siento intensamente y me libra de inquietudes siempre dispuestas para entrar.
Son muy valiosos los testimonios de vida que llegan hasta nosotros, nos hablan y nos indican el camino. El lenguaje sencillo de la naturaleza también es un libro abierto para que aprendamos a leerlo.
Son muchas las enseñanzas que vienen para ayudarnos. Que aprendamos a reconocerlas y agradecerlas.
1 comentario:
"cuando el discípulo está preparado aparece el maestro" y se vale de cualquier persona, ser vivo o situación,es que siempre esta ahí -que tesoro- pero no lo vemos hasta estar preparados. Hermosa enseñanza Conchi.
Publicar un comentario