Escucho muchas veces decir que es
complicada la vida y es difícil encontrar el sentido, que la paz es escurridiza
y la alegría es pasajera.
Veo la sed de “algo más” que a
todos nos une, la palpo en tantos corazones que van a la deriva… igual que el
mío.
Me gustaría lanzar una tabla de
salvación a todos los náufragos de la vida, donde puedan agarrarse y encontrar
la serenidad y la paz que nunca se acaba. También a mí me la han lanzado muchas
veces.
La pregunta es si es tan difícil la
vida o la complicamos nosotros. Cada uno puede tener montones de argumentos que
aseguran que los problemas vienen a ellos, sin embargo… nuestro amante Creador
es y actúa, aquí y ahora, en nuestra vida, solo tenemos que quitar los
impedimentos que no nos dejan verlo, y eso se hace en un segundo, en un
instante, en un abrir y cerrar de ojos. Todo es querer.
Vamos a empezar, con firmeza y
valentía, a utilizar el lenguaje para ayudarnos a verbalizar en positivo y en
alabanza ya, sea cual sea nuestra situación. Las palabras son poderosas, serán
nuestras mejores aliadas para cambiar la actitud, porque influyen en nuestros
pensamientos y acciones. “Si queremos modificar nuestro estado de ánimo,
debemos modificar nuestro lenguaje.” (Salvo Noè)
Las tablas de salvación que llegan
a nosotros las podemos aceptar o no. Podemos taparnos los ojos y decir: no
tengo ninguna ayuda. Lo que es falso. Lo que sucede es que, con frecuencia,
estamos en otra parte, “estamos distraídos”, como dice F. Cabral.
No hagamos caso de las dificultades,
solo miremos a Dios que estalla de amor por sus criaturas y a Cristo que
acompaña nuestro caminar, y empezaremos a sentir una enorme alegría, ese es un
buen principio.
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