Mis palabras son
buscadoras del infinito y tienen vida propia, salen decididas de mi corazón, yo
las acompaño con la mirada y el asombro, no siempre las entiendo.
Son defensoras
de la paz y aliadas de la belleza, también son tenaces mensajeras, tienen algo
que decir, alguien espera el mensaje. Ellas son la punta de lanza de mi humana
aventura.
Tienen alas para
volar alto, sin miedos ni complejos. Yo, en cambio, estoy atada a la tierra y
atrapada en múltiples asuntos, todos pasajeros e insignificantes.
Siguen las
huellas que otros humanos dejaron sobre el planeta, rastrean, copian y se
apropian de lo que les conviene.
He leído en un
libro de W. Dyer que “la mente es como un terminal de ordenador conectado a una
base de datos gigantesca”. Una imagen muy poderosa. Mis palabras se saben la
clave para acceder y entrar cuando quieren.
Todos los días
recorro el camino hacia mí misma. En apariencia no sucede nada extraordinario,
pero las apariencias son muy engañosas. Los milagros se suceden con cada latido.
Vamos a una velocidad de vértigo por el universo y ni nos enteramos. Percibimos
imágenes sólidas, cuando somos energía vibrando. Nuestras células se renuevan
continuamente, es decir, de un día para otro no somos los mismos. Hay cantidad
de incógnitas que la persona humana no puede resolver ni entender.
Lo único claro
es que esa inmensa “base de datos” a la que estoy conectada tiene toda la
información, y además vela con ternura por mí porque me ama. Puedo vivir
confiada.
Al ser consciente
de esto, mis palabras se quedan mudas, y lo más grande que tengo a mano es la
gratitud y un emocionado silencio.
1 comentario:
¡¡Soy yo!! Hay mucha belleza en estas palabras. ♥️🙏
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