Cada uno debe encontrar la manera
de acceder a su quietud interior, sabiendo que esto es lo más importante que
debe hacer en esta vida, porque la paz es la voz divina en nosotros, si se
puede expresar así.
Nuestra formación está en marcha,
nos llegan maestros especialistas para que aprendamos paciencia, son
precisamente las personas que nos incomodan y “nos sacan de nuestras casillas”.
Nos visitan personas necesitadas de todo tipo para iniciarnos en la compasión,
tan fundamental. Se suceden toda clase de reveses y crisis para enseñarnos
humildad, para bajarnos una y otra vez de ese pedestal de autosuficiencia al
que siempre queremos subirnos.
También contamos con la poderosa
ayuda de las personas de luz tan queridas que ya han cruzado a la otra orilla y
desde ahí nos guían con su amor.
Todo nos enseña, sobre todo las
dificultades. Todo está puesto ahí para que aprendamos lecciones
importantísimas y necesarias. Hasta nuestros fracasos son bendiciones. Dice
Gandhi: “Mis imperfecciones y fracasos
son una bendición de Dios, igual que mis éxitos y mis talentos, y pongo ambos a
sus pies”.
Dios se sirve de todo lo que me
rodea, de mis personas más cercanas, mis conocidos, mis circunstancias. Mi
encuentro con Él pasa por el encuentro con los demás. Pero el asunto es entre
Él y Yo.
Me enamora lo que dice Madre
Teresa: “La vida es entre tú y Dios, no
entre tú y ellos”. Cuando logro verlo así, los problemas se diluyen, quedan
en un plano totalmente secundario, y eso es una gozada.
Todo esto que me está pasando, mi
vida, es tan solo un pretexto para que yo pueda escuchar la declaración de amor
más asombrosa y pueda responder conscientemente diciendo: Sí, yo también te
amo.
Todo es entre Él y Yo.
1 comentario:
🤗¡¡Soy yo!! 👏👏👏💓🙏
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