Me pregunto qué podemos
hacer ante los problemas del mundo. Si podemos influir mucho o poco, nuestro
radio de acción es muy pequeño y no sabemos nada de la envergadura de las corrientes
de energía en las que vivimos.
Los experimentos dicen
que nuestra intención, sin mediar palabras, se refleja y actúa en lo que nos
rodea. Tan solo con observar cambiamos lo observado. Eso es un hecho. Y cuando
observamos amorosamente cambiamos la materia a mejor.
Es increíble que
tengamos tanto poder y sigamos funcionando como topos amedrentados metidos
debajo de la tierra. Escuché el otro día que estamos programados “para ir
tirando”. La expresión que significa medianía, aguantarse con lo que hay, qué
le vamos a hacer, así es la vida. Vivir a medias.
Con esa actitud poco
podemos cambiar del paisaje que nos rodea y no podremos disfrutar al máximo
porque veremos un matiz negativo en todo.
Quizá tenemos que
desprogramarnos de la medianía y dar la bienvenida a nuestros sueños más
profundos, a nuestras locuras de juventud, o de madurez. Y en nuestro terreno
de juego empezar a jugar a tope para meter canastas, para amar, empezando por
los más necesitados, los más desfavorecidos, los más antipáticos. A los
simpáticos es muy fácil quererles.
Y no en abstracto, sino
en concreto, yendo a nuestra vida familiar, laboral y social. Vamos a por todas
en este corto periodo de vida, a por todas.
Eso significa que no
tengo que desaprovechar ninguna ocasión de amar, ver en todos al Hermano, al
Amigo, al Hijo, a la Madre y el Padre,
acogerlos desde la dignidad que da la vida, porque todos hemos sido creados
y estamos en el mismo terreno de juego. Todos llevamos un sello divino, todo
participa de la misma esencia.
Preparémonos para vivir
al máximo y para no dejar pasar ni una sola ocasión de agradecer.
Solo la alegría nos
sirve. Las caras largas, las amarguras y rabietas, no ayudan a que todo fluya y
se armonice, ensucian el ambiente y no nos ponen en sintonía con lo más grande
que nos sucede, que es vivir para asombrarnos y alabar.
La programación
quejicosa de la medianía nos tiende sus redes una y otra vez, pero nosotros
tenemos una conciencia, que es un faro encendido sobre la realidad y nos hace
buscar lo esencial siempre: la bondad, la compasión, el cariño, la paz.
La vida es una preciosa
aventura cuando decimos sí al misterio que nos trasciende y nos da sentido.
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