domingo, 28 de junio de 2015

Sed y hambre



Lo que leo me va construyendo, va edificando y adornando mis moradas interiores. Son palabras y frases que saboreo y las hago mías. Me sirven para entenderme a mí misma y para calmar mi sed. Enseguida quiero comunicarlas a otros para compartir mis tesoros.
Yo todo lo copio, porque ya está todo dicho y vivido anteriormente. No somos tan originales. Los que vivieron antes nos dejaron señales para el camino y yo las sigo.
“El deseo de luz produce luz” dice S. Weil. Nuestra sed y hambre de infinito nos han sido regaladas para tocar el cielo tan solo con nuestros deseos.
Tomo la sabiduría de los textos sagrados cuando dicen: “El que está satisfecho, hasta la miel desprecia, al que tiene hambre hasta lo amargo le sabe dulce”. Pues tengo que reconocer que yo voy con hambre, por eso me he convertido en rastreadora de una Presencia, con mayúsculas, en mi vida.
Los buenos espíritus que se encargan de mi persona tienen que armarse de paciencia porque soy más bien despistada y poco observadora, desmemoriada y no siempre constante. Por eso, cualquier avance en mi formación es un auténtico milagro.
Agradezco la sed de mis entrañas que me hace ponerme cada día en marcha para encontrar mi alimento principal. Al final, la vida es eso: una búsqueda de la Fuente, con la ayuda de la luz depositada en nuestro corazón. Ayudémonos unos a otros en este recorrido.

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