“Con la desdicha puedes llamar la atención de la
gente. Siempre que estás triste te hacen caso, te quieren, te comprenden. Todos
cuidan de ti. La desdicha supone una gran inversión.” (Osho)
Es cierto, lo
podemos comprobar en muchas ocasiones. Hablando de tristezas y desgracias
conectas con los demás. Si tú protestas estás en la onda, a la moda.
Pero yo no quiero
protestar porque no me sienta bien, me hace daño interiormente. Como quiero
cuidar mi salud interior, evito las protestas. A veces no es fácil porque la
gente intenta tirarme de la lengua para que opine en contra.
Por eso no soy
protestona ni por supuesto difundidora de chismes y malas noticias. Tengo cosas
más importantes de las que ocuparme, como es la construcción de mi nueva
persona. Intento que de mi boca no salga nada que ensucie esta preciosa tierra.
Es una tarea que me
va a durar mientras viva. Conscientemente la asumo y la acepto. Hay tantas
cosas sencillas para agradecer y disfrutar. En el momento que yo abro mi boca
para protestar, juzgar, opinar en contra de alguien pierdo energía de la que me
hace falta para vivir en positivo, como el coche que va perdiendo la valiosa
gasolina que necesita para el viaje.
Voy a cuidar mi
tierra, a protegerla y valorarla. Y en “mi tierra” incluyo a los demás y a mí
misma. Voy a poner mis armas al servicio de la Vida para sembrar momentos
felices a mi paso y bendecir lo cotidiano y lo sencillo de cada día como el
mayor tesoro.
Para adornar
silencios y decir al mundo que somos amados.
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