Según las palabras que el papa Juan
XXIII escribió en su diario, el Concilio llegó como “una inspiración que se le
presentó, en la humildad de su corazón, como una orden inesperada e
irresistible.”
Del mismo modo que al papa Juan y
salvando todas las distancias, mi testimonio me llega por una inspiración, un
soplo del Espíritu. Inspirar tiene que ver con respirar, con entrar aire. Y ese
aire nuevo me revoluciona la casa y me lleva con suavidad y firmeza a donde me
quiere llevar. Y de repente me encuentro siendo testigo de una presencia y no
sé por qué caminos he llegado hasta aquí.
La orden que recibo del Espíritu es
inesperada, igual que la del papa, yo no sabía que mi vida iba a estar
encaminada a este encuentro íntimo y personal en el centro de mí misma. Y
también es irresistible, porque el Señor me habla con autoridad, no se puede
resistir su lenguaje de ternura, sin rostro y sin palabras.
También yo experimento esto “en la
humildad del corazón”, porque no es algo que he conseguido por méritos propios,
o que he logrado con esfuerzo, es enteramente un regalo el poder ser testigo
del misterio de amor que nos acoge.
Y ante las adversidades, los males, las
calamidades cotidianas decir que somos nosotros los que tenemos que defender a
Dios, ponernos de su lado y decirle: aquí estoy, envíame a mí, para defender tu
creación, para levantar caminos y puentes entre los seres humanos, para curar
heridas y apagar tristezas. Cuenta conmigo.
La imagen de Jesús Buen Pastor que cuida
a sus ovejas nos da el modelo de cómo tenemos que ser: cuidadosos con nuestros
hermanos. No dar nada por perdido, sembrar, siempre sembrar bondad: es nuestra
tarea maravillosa y privilegiada.
Yo también, como todos, soy llamada a
ser Buen Pastor para los demás, a ponerme a su servicio.
Termino con las palabras de
agradecimiento del salmo: “Doy gracias porque se me ha manifestado la Bondad y
la Misericordia Infinita.”
Ese es mi testimonio de vida y de fe.
Por si puede servir para allanar caminos, me gusta esta expresión, para hacer
fácil lo que aparentemente es complicado, para confirmar la fe de otros, como
el testimonio de otros me ayuda a confirmar la mía.
Es una expresión de alabanza y gratitud
que hago pública y lanzo al ruido del mundo siguiendo “una inspiración
inesperada e irresistible que se me presenta en la humildad de mi corazón.”
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