Saramago: “Tengo la edad en que las cosas se miran con
más calma pero con el interés de seguir creciendo”.
Esa edad es la que voy
teniendo, porque cada vez más me atrae la calma, y además tengo un gran interés
en crecer hacia adentro, ahora que ya no crezco hacia arriba.
Está claro que no se
puede generalizar porque hay gente que tiene ese interés desde pequeño, pero es
cierto que cuando pasamos de una edad mediana se dan las circunstancias
propicias para querer saborear la vida momento a momento, que es lo mismo que
crecer.
Es la edad de estrenar
tu soledad, incluso física, los hijos se van, o se han ido, a formar su hogar.
También es la hora de recuperar a tus muertos, esas personas tan queridas que
ya han partido. De hablar con ellos y declararles tu amor.
Es una soledad, en mi
caso, muy llena, porque cuanto más sola estoy más en compañía del misterio me
siento. Mejor con mayúsculas: El Misterio.
Ese acompañamiento me da
una fuerza increíble y un gozo particular. Es como una sorpresa reservada para
esta etapa de la vida.
Estreno una nueva
sabiduría, junto a una humildad extrema, porque todo lo recibo, no depende de
mí. Soy un cauce, “un embudo por donde el viento sopla”. Por lo demás soy una
ignorante total: nada sé.
Leo, más bien devoro,
información para mi propia formación porque es un tema que me apasiona el de
entrar en mi castillo interior y ver qué hay.
No me preocupa mucho
equivocarme de caminos porque no creo que haya nunca equivocaciones. Sigo la
senda que marca mi corazón y realmente veo que mis deseos más íntimos se van
cumpliendo.
Inicio experiencias que
no sé dónde me llevarán pero siempre, siempre, confío. Sé que no voy sola por
la vida, El-Que-Es se ocupa de mí, estoy tranquila.
He aprendido a seguir
las indicaciones que me dan, los consejos que me llegan a través de amigos
porque a estas alturas ya he comprobado que vienen de parte de Alguien.
También bendigo todas
“las casualidades” que a lo largo de los años me han llevado hasta mi momento
actual. Ahí incluyo la familia en la que nací, y la que yo he formado con mi
pareja, mi marido, mi compañero que ya murió pero eso no significa que no esté
porque vive en mí.
La experiencia de la
prolongación de la vida, con los hijos y los nietos, es un maravilloso regalo.
Como dice Saramago, mi
interés se centra en seguir creciendo, y para ello solo tengo que vivir aquí y
con lo que tengo, con asombro, fascinación y agradecimiento.
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