Unamuno: “No sucumbimos a las grandes penas o
alegrías porque vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes.
Y la vida es esto, la niebla.”
En la niebla vivimos,
más o menos densa, más o menos variable, pero siempre presente. Una vez esto asumido
podemos comenzar a hacer un recuento de los destellos de luz que logran
atravesar esta niebla y mover nuestro corazón hacia nuestro lugar interior más
sagrado y más desconocido. Y así, a pequeños pasos, con sencillas experiencias
vamos caminando, guiados en nuestra personal nebulosa.
No es lo mismo creerse
en una niebla impenetrable que saber con certeza que hay una voluntad que nos
guía a través de ella. En este segundo caso emprenderemos nuestros días con
esperanza, valientes y confiados.
“Los que viven conforme
a la verdad, se acercan a la luz”, dice el evangelio. La clave para vivir
apreciando las bendiciones que nos llegan aun en medio de la oscuridad es ser
verdaderos. No falsos, no malintencionados, no traicioneros, ni envidiosos, ni
ambiciosos.
Y en esas aguas nos
movemos siempre, la corriente que nos lleva a la verdad y la otra que nos lleva
a engañarnos a nosotros mismos. Entre dos aguas.
Esas luces en nuestra
niebla son un regalo que nos hace disfrutar momentos: con los amigos, la
familia, con la naturaleza, con la música y el arte, con los gestos de ternura
que la vida tiene con nosotros.
Dice también Unamuno
estas bellísimas palabras: “ El amor es
como lluvia bienhechora en que se deshace y concreta la niebla de la
existencia.”
Solo el amor atraviesa
la niebla. Solo tu amor y mi amor concretos en cada acción que realizamos.
Tenemos una tarea, que
podemos llevar a cabo tanto consciente como inconscientemente, es deshacer con
nuestros propios dedos la oscuridad y la noche. Amando. Usando el corazón.
Siendo plenamente humanos. Como dice un anuncio publicitario para los bebés:
“más abrazos, más contactos, más caricias.”
Eso todos sabemos
hacerlo, lo que pasa es que nos pensamos que no es tan importante y basamos
nuestras relaciones en palabras y frases. A veces un apretón de manos es más
efectivo que un largo discurso.
En la niebla también
morimos, sin llegar a conocer el porqué ni el para qué de nuestra existencia,
sin poder dar la razón última de este universo infinito y majestuoso. Nada
sabemos.
Aceptemos gozosos las
pequeñas luces envueltas entre las sombras y vivamos poniendo nuestra atención
en el amor que nos sostiene, que es nuestro único cielo en esta tierra.
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