“Id a Galilea, allí lo
veréis” (Mc 16, 7)
Nos interesa saber qué
representa exactamente Galilea.
Las mujeres van a buscar
a Jesús donde están los muertos pero allí les dicen que no está, que lo busquen
en otro sitio. Este lugar también es para nosotros un símbolo.
Los dos lugares, el de
la muerte y el de la vida, están en nosotros mismos, a veces diferenciados,
otras mezclados. Para explicarlos, los separamos, pero no se entiende un lugar
sin el otro, igual que no se entiende la noche sin el día, o la alegría sin la
tristeza.
Los dos sitios están,
son, en nosotros.
El día que abracemos
nuestra parte de muerte y echemos a caminar hacia la vida, ese día seremos
personas completas. Porque no se puede dejar a un lado nuestra debilidad, hay
que asumirla, y contar con ella para todo. Esta debilidad es tanto egoísmo,
como adversidad, deterioro físico o enfermedad. Pero en medio de todo esto hay
una semilla de perfección, bondad y belleza que es la que hace la vida única y
enormemente atractiva.
A veces prevalece la
muerte o la niebla, a veces la luz y la vida. Sin embargo, somos todo eso
junto. Nuestra definición podría ser: amalgama de luces y sombras.
Nuestra tabla de
salvación es la confianza en que no estamos solos en ese batiburrillo, que hay
Alguien que tiene las cosas claras y en él tenemos que dejar nuestras
preocupaciones y desvelos. No acumular angustias ni temores que nos impiden
disfrutar de este ratito de vida que tenemos.
Solamente la confianza
nos quita el miedo. Por eso Jesús nos repitió incansablemente: no temáis, solo
confiad.
Gracias a que en
nosotros existe esa Galilea celestial tenemos un lugar seguro de protección y
amparo en el que Alguien nos espera porque previamente nos ha llamado. Él se
nos ha adelantado para marcarnos el camino.
“Iba
yo a ponerme en camino
cuando
ya venías tú hacia mí.
Deseaba
buscarte,
y
vi que ya estabas tú en mi búsqueda.
Yo
quería elegirte
y
ya me habías elegido tú.
Deseaba
vivir en ti
y
te descubrí viviendo en mí.”
Mi interior habitado es
mi lugar de encuentro, donde cada nuevo día inicio un diálogo que me cambia la
vida. Es mi Galilea.
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