Compartir la fe,
compartir esperanzas, sentir que vamos en el mismo barco, que estamos en la
misma orilla. Poder expresarnos con hondura en las relaciones de amistad, en la
familia, en grupos, sin creernos superiores a nadie.
Necesitamos esos
momentos de sentirnos unidos a otros, grupos en los que hablar en profundidad
de nosotros mismos. Porque en nuestras relaciones cotidianas hay temas que no
tratamos: esa parte íntima, esa sed, esa inquietud o anhelo, esas preguntas en
el abismo y esas dudas sobre el porqué de la existencia.
Abunda la
superficialidad en nuestras relaciones sociales, incluso en nuestra propia
familia muchas veces no podemos abordar los temas más trascendentales, porque
no todos comparten nuestras mismas inquietudes.
La búsqueda interior
nos lleva a conectar con otras personas que también se sienten en camino. Y es
gratificante poder expresar confiadamente esa parte nuestra que es la que da
sentido a cuanto nos sucede, la que nos hace ver lo esencial y trascendente en
todo.
En grupo podemos
practicar el diálogo, la escucha, la paciencia, la actitud compasiva, la
amistad.
Grupos para hablar
del amor que nos impulsa, de la aventura que vive nuestro corazón enamorado, de
esas cosas tan inexplicables que no hay palabras para expresarlas, nuestro
vocabulario siempre se queda escaso.
La Bondad Infinita
pone nuestros corazones en marcha. Y eso es imparable, porque es una fuerza
misteriosa que no depende de nosotros. Dejémonos guiar, porque veremos que se
nos va dando justo lo que vamos necesitando. Porque no caminamos solos, somos
llevados de la mano: grabémonos esto en la mente.
Compartir nuestra fe
es una necesidad y una alegría. Por algún sitio tiene que salir lo que sentimos
en lo íntimo, allá en el centro de nuestra persona, eso que según a quién se lo
digas te puede tomar perfectamente por loco/a. Porque es realmente una locura
estar enamorado de lo Invisible, lo Innombrable, y sentirte transformado por ese
amor. Sí, de locos, absolutamente.
Vamos a estar con
todos los sentidos en alerta, porque si necesitamos algo para nuestra
formación, seguro lo vamos a tener.
Hoy tenía en mis
manos los escritos de sor Josefa Menéndez: “No
te inquietes por lo que puedes hacer y por lo que no puedes hacer. Soy el que
quiere y el que puede. Haré todo lo que te parezca imposible.”
No nos inquietemos
por lo que tenemos que hacer, nuestra formación está programada por el
mismísimo Amor, desde toda la eternidad. Tenemos lo que necesitamos y si lo que
necesitamos es compartir nuestras inquietudes espirituales, se nos dará.
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