domingo, 21 de diciembre de 2014

Marketing


Es de admirar lo bien montados que están algunos anuncios publicitarios, nos lanzan mensajes preciosos, llenos de imaginación. Son una filigrana de la creatividad humana.

Y pienso que ese ingenio aplicado al mundo de la interioridad daría unos resultados increíbles. No sé por qué nos empeñamos en no aplicar lo más avanzado a los mensajes que queremos que lleguen a lo íntimo del corazón.

Hoy leía yo en un anuncio de propaganda turística: “No encontrar límites mires donde mires”. Lo mismo se podría aplicar a nuestro mundo interior.

Para mí que nos hemos acomodado en lo poco. Nos va pasable, sin excesos, y no nos mueve el darlo a conocer, por lo tanto, lo que hacemos y decimos es “más de lo mismo”.

Pero a mí, no sé si le pasará a los demás, me mueven las novedades: las palabras nuevas, los paisajes inexplorados, lo que se sale de la rutina. Lo de siempre, ya no me hace sentir igual que antes. Y siempre se trata de sentir, no lo olvidemos.

Lo que sirve para un año, no tiene por qué servir para el siguiente. Imaginemos un anuncio navideño famoso, que se repitiera año tras año, al final nadie lo miraría.

Somos así, nos va lo atractivo, lo nuevo y alegre, la sorpresa y el mensaje original. Por eso, no estaría mal estudiar marketing y coatching para promocionar el mensaje divino.

Hay que reconocer que los anuncios publicitarios sobre cualquier producto son un éxito y consiguen lo que quieren transmitir. Por qué nos empeñamos nosotros en ser mediocres o pésimos cuando queremos transmitir el mensaje del Amor Infinito que viene para hacernos más felices que todos los perfumes, los coches, los productos que nos anuncian.

Nos hemos adormecido pero siempre estamos a tiempo de despertarnos. Lo primero es sentirnos amados, y después va viniendo todo lo demás. Y cuando lo sentimos, empezar a comunicarlo de la mejor forma posible, para que otros adormilados digan: aquí está pasando algo, esto no me lo quiero perder.

No nos lo podemos quedar para nosotros, el amor tiene que circular y llegar la noticia al mundo entero, para ello hace falta la mejor campaña de marketing que podamos imaginar. Es una campaña en la que somos protagonistas.

Nuestro coach o entrenador es el mismo Espíritu amigo, su fuerza es infinita, por eso sabemos que todos despertaremos. Pongámonos manos a la obra con entusiasmo, sencillamente para disfrutar.

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