miércoles, 3 de septiembre de 2014

Feliz el hombre



Dice la Biblia: “Feliz el hombre a quien Dios reprende”
La vida, a veces, nos da cosas que no nos gustan, tuerce nuestros planes, deshace nuestros proyectos.
Puede ser que mi proyecto sea el de una vida sana, pero me he encontrado una enfermedad, o también que mi meta sea el éxito pero me he encontrado con el fracaso.
Sigue diciendo: “Si él hace una herida, también la vendará; si con su mano da el golpe, también da el alivio”. (Job 5, 17-18).
Cuando llegan los momentos malos no es tan fácil confiar, lo primero que pensamos es que Dios nos ha abandonado, nos ha dejado de la mano, por eso no nos van las cosas bien. Nada más lejos de la realidad.
Él mismo se pone a nuestro servicio, nos da fuerza, nos alivia. Conviene que sepamos que no evitará la adversidad que nos golpea pero nunca nos deja abandonados. Es nuestra única protección y refugio, en él encontramos el mayor consuelo, esto se vive desde la fe.
No podemos entender la vida y la muerte, el cielo y la tierra, la relación hombre-Dios, hay realidades que no podemos abarcar con nuestro entendimiento. Siempre buscamos poner etiquetas, encasillar, hacer cajones con el conocimiento, pero acerca del misterio de la existencia, llega un punto en que no podemos entender y sólo nos cabe confiar y decir humildemente: “en tus manos estoy”, o mejor, “en ti soy”.
Cuanto más hablas de él menos lo comprendes. Y cuando realmente crees que comprendes, es que estás sobre un terreno falso, como dice San Agustín: Si comprendes, es que no es Dios ( Si comprendisti, non est Deus).
Hay una ley del orden creado. También hay una ley del amor en la que todo está inmerso. Ningún átomo del universo anda al margen de ese amor.
Entonces, no nos quedemos esperando milagritos o gracias especiales, porque el gran milagro ya lo tenemos todos los días y es la vida tal como sucede. Si no vemos esto con ojos asombrados, nos estamos perdiendo lo principal.
Pongamos una señal de stop, paremos un momento en nuestras actividades, en nuestra ajetreada mente, miremos que todo lo que hay ha sido creado para nosotros, para que lo saboreemos.
Y aceptemos que la vida nos corrija todas las veces que haga falta, porque es sabia y está a nuestro favor.

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