Estoy a la escucha,
en vela, atenta, recibo mensajes importantes en mi persona, por eso no me pilla desprevenida la luz del día porque yo la espero
en la madrugada, pacientemente.
Tengo una misión,
seguir el mandato: “Busca mi presencia”.
Y eso hago, por eso
cualquier situación es buena para mí, todas las piezas sirven para recomponer
mi persona y haré todo lo que esté en mi mano para continuar mi búsqueda.
Dice en “La nube del
no-saber”: “De todo su rebaño te ha
elegido amorosamente para ser uno de sus amigos especiales”. Si sientes
este mensaje como para ti es que lo es.
Yo lo siento mío y
como amiga especial y privilegiada estoy atenta a mi mundo y busco su presencia
amorosa en todo cuanto me sucede. Y la encuentro. Mi vida es un encuentro, un
diálogo ininterrumpido, un tú a tú increíble.
Nunca estoy ociosa,
nunca me aburro, ni digo “que pase este momento para que venga otro”, cada
instante es un regalo, cada situación única. Vivo en mi presente eterno. Vivo
ahora, no en lo que podría haber pasado, o en lo que pasaría si. Firmemente
rechazo esos condicionales que hacen que vivamos vidas que no son reales y que
suframos sufrimientos imaginarios. Sí, la mayoría de las veces nos inventamos
el sufrimiento y ocupamos nuestra mente en cosas que podrían pasar y nos harían
daño. Eso son los condicionales. Es como una realidad virtual que actúa sobre
nosotros y nos lleva a acumular preocupaciones innecesarias. No sé por qué sucede
esto.
Como dice la cita
anterior, somos un rebaño, y somos elegidos, amigos especiales. Aquí no caben
interpretaciones negativas.
Tenemos que aprender
a relajarnos en la vida, de lo contrario pasaremos noches en vela obsesionados
con todo lo que nos podría pasar y con lo que tendríamos que hacer. Tenemos que
practicar cómo vivir en el presente, todo requiere un aprendizaje.
La gente se
acostumbra a vivir en el estrés y en la tensión, pero eso no sienta bien, nos
desconecta de nuestro remanso interior, que es donde tiene lugar la vida.
Que nuestra vida sea
un estar atentos a las indicaciones que nos llegan a través de todo cuanto nos
sucede, que descubramos las señales de una presencia amorosa que nos guía.
“El corazón me dice:
“Busca la presencia del Señor”
Y yo, Señor, busco tu presencia.
No te escondas de mí,
mi única ayuda eres tú.
Señor, muéstrame tu camino,
guíame por la buena senda”.
(Sal 26).
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