Todo es tiempo de
Dios. Por lo tanto todo es sagrado, nada hay profano. Es falsa esa visión que
se nos ha transmitido: éstas son cosas de Dios, éstas no. Todo le pertenece,
nunca podemos dejarle al margen de lo que hacemos, en ningún momento.
“Al César lo que es
del César”, no, porque todo es de Dios. Estamos en su Casa, nos mantiene en su
Vida, respiración tras respiración, tiene un propósito para nosotros: que
seamos felices.
En el momento que sabemos
que nuestro jefe más íntimo e inmediato es el Padre/Madre divinos, algo cambia.
Porque sabemos que todo está en las mejores manos, y nunca nos va a dejar de
amar, hagamos lo que hagamos, no puede hacerlo, él es el mismo Amor.
A partir de ese
convencimiento no haremos partes en nuestra vida. No diremos: la oración y las
celebraciones religiosas por un lado; el
trabajo, el ocio, la relación social, los viajes, por otro. Todo está en el
mismo nivel de importancia.
Así, queda
sacralizada toda nuestra vida, todo es santo, proviene de Dios y nos lleva a
él. Somos atravesados por su amorosa energía que todo lo invade y todo lo sana.
Es la que nos pone en pie por las mañanas, la que nos hace hablar con él y la
que nos conoce y sabe lo que vamos a decir aunque no hayamos abierto la boca.
Con las palabras del salmo: “Yo no
alcanzo a comprender tan admirable conocimiento, queda fuera de mi alcance”.
En este momento disfrutas
de un gran don, es tu vida tal como se está desarrollando. Vive lo que te va
llegando, y aprende. Siempre tu respuesta debe ser el agradecimiento y la
serenidad.
No te puedes poner
histérico al primer contratiempo, ni arremeter contra todas las personas en
cualquier dificultad. Porque en ese contratiempo y en esas personas está
plenamente presente esa misma energía amorosa que todo lo invade. Todas las criaturas
y todas las circunstancias son de Dios, todo es suyo.
Quitemos tensión a la
vida, vamos a recibir las ayudas que necesitemos, no en el momento que nosotros
queramos sino cuando esté así dispuesto, no organizamos nosotros. Dejémonos
modelar por Dios. Es una gozada abandonarse en él y saber que todo está y
estará bien.
Vivimos en la
perfección infinita. Y nosotros no podemos estropear nada. El cielo seguirá
cambiando de colores sobre nuestras cabezas, el sol nos visitará, los paisajes
nos regalarán su luz, la armonía se instalará en nuestro universo y en nuestros
corazones.
Y el Amor triunfará,
no puede ser de otra manera.
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