miércoles, 4 de junio de 2014

El tren de la gracia


Leonardo Boff nos cuenta, en un relato precioso, que todos vamos en el tren de la gracia y la bondad divina del que no podemos apearnos, y que nos lleva a nuestro destino que es Dios. El camino es también Dios, porque en él se recorre el destino metro a metro.

El tren carga con todos gratuitamente, amorosamente. Con sus enemigos, con los que le rechazan o perturban el viaje de los demás, el tren no se modifica, les carga con toda paciencia y bondad.

Hay gente que acepta el tren, saborea los paisajes, allí donde está sentado procura que sus compañeros de viaje estén bien. Disfrutar del viaje es ya anticipar la fiesta de la llegada. Boff dice que es maravilloso que exista un tren que nos lleva a casa.

Una imagen muy clarificadora la del tren, necesitamos relatos que nos den luz y nos hagan avanzar en la comprensión del misterio de amor en el que estamos inmersos.

La imagen de un Dios Padre o Madre nos hace más comprensible ese misterio, la del Hijo que es Jesús y también soy yo, me pone en camino.

La del Buen Pastor, el Buen Samaritano, el Hijo Pródigo, todo son lecciones impresas en el papel o contadas de viva voz. También la de Familia universal nos ayuda a tomar conciencia del otro.

Se nos ayuda a caminar y a formarnos. Todo nos lleva a aprender, a enseñarnos unos a otros, los mensajes depositados en un corazón son repartidos a todos los demás. Y no hablo de temas espirituales sino de cualquier tema. El/la que sabe diseñar casas, el/la que tiene buena mano para la cocina, el/la que sabe escuchar, el/la que sabe llevar una clase, el/la que atiende muy bien al público. Y así tantos dones más.

El tren de la vida y la bondad nos lleva a todos, mejor si somos conscientes de ello y nuestro viaje es un diálogo agradecido. Porque así disfrutaremos de nuestros espacios, de las personas que nos acompañan en ellos y podremos saborear la variedad de paisajes que adornan nuestros caminos.

El tren de la bondad es el único real en el que estamos subidos, todo lo que quiere hacernos apartar de esa realidad es falso o superficial.

Por supuesto que hay problemas en esta vida, siempre estamos inmersos en difíciles convivencias, pero el tren bondadoso carga también con todos nuestros problemas y nos impulsa a viajar confiadamente, poniendo el punto de mira siempre en la bondad.

Descubrir esta gracia divina es lo máximo a lo que podemos aspirar, aquí en esta tierra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué bonito texto y qué bien lo explicas! Te quiero, hormiguita

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