miércoles, 25 de junio de 2014

El pozo y el agua



Me encanta la imagen del agua y el pozo.
En todos los seres humanos hay agua, estamos inundados de aguas divinas, esa parte de la vida que algunos llaman “espiritual” y que realmente es la parte esencial para sentirnos personas en camino y es lo que da sentido a nuestro estar en el mundo. Pero, al igual que en los pozos, necesitamos cuerdas y cubos para sacar el agua.
Esas cuerdas están representadas por los diferentes proyectos en los que estamos metidos. Proyectos de formación, de compartir en comunidades eclesiales, de trabajo, de estudio. También familiares y de amistad: cuando invitamos a los amigos o a la familia a comer, lo preparamos y arreglamos todo con ilusión, eso ya es una cuerda que saca lo mejor de nosotros mismos. La alegría está íntimamente unida a nuestra realización personal. Tan sólo con esa preparación especial de una celebración ya estamos saboreando la vida de modo distinto. Se trata de eso.
No podemos dudar en ningún momento que hay infinidad de cuerdas-oportunidades que nos esperan a lo largo de los días y de la vida, que están puestas ahí especialmente, amorosamente, con toda intención, para nosotros.
Porque sería impensable haber sido creados en el Amor y estar abandonados a nuestra suerte. La mano se nos tiende una y otra vez, la cuerda que nos saca el agua es perfecta y eficaz.
Sucede muchas veces que esperamos grandes milagros en la naturaleza o en nuestra persona, cuando el milagro mayor ya lo tenemos, y es estar aquí. Y estar acompañados por un desfile infinito de estrellas, por un sol cálido y cercano que nos permite la existencia y por numerosos corazones amigos. Cuando saboreamos esto es que hay una cuerda que está estirando de nosotros para sacarnos alabanza y gratitud.
El agua viva que impregna nuestras entrañas se expresa siempre en buenas intenciones, buen hacer, en compartir experiencias, aunar esfuerzos, estar al servicio de los demás, disculpar de corazón y buscar la armonía en todo momento.
Observemos nuestra vida con lupa, para apreciar mejor de dónde nos vienen esas ayudas y dónde nos nacen las ilusiones. Es importante estar atentos a lo que nos pasa, abandonar la inconsciencia, salir de la inercia. Sentirnos bañados por las divinas aguas, y la refrescante alegría.
Doy gracias por todas las cuerdas que sacan de mi persona todo lo necesario para hacerme comprender que vivo para amar.

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