Me encanta la imagen del agua y el pozo.
En todos los seres humanos hay agua,
estamos inundados de aguas divinas, esa parte de la vida que algunos llaman
“espiritual” y que realmente es la parte esencial para sentirnos personas en
camino y es lo que da sentido a nuestro estar en el mundo. Pero, al igual que
en los pozos, necesitamos cuerdas y cubos para sacar el agua.
Esas cuerdas están representadas por los
diferentes proyectos en los que estamos metidos. Proyectos de formación, de
compartir en comunidades eclesiales, de trabajo, de estudio. También familiares
y de amistad: cuando invitamos a los amigos o a la familia a comer, lo
preparamos y arreglamos todo con ilusión, eso ya es una cuerda que saca lo
mejor de nosotros mismos. La alegría está íntimamente unida a nuestra
realización personal. Tan sólo con esa preparación especial de una celebración
ya estamos saboreando la vida de modo distinto. Se trata de eso.
No podemos dudar en ningún momento que
hay infinidad de cuerdas-oportunidades que nos esperan a lo largo de los días y
de la vida, que están puestas ahí especialmente, amorosamente, con toda
intención, para nosotros.
Porque sería impensable haber sido
creados en el Amor y estar abandonados a nuestra suerte. La mano se nos tiende
una y otra vez, la cuerda que nos saca el agua es perfecta y eficaz.
Sucede muchas veces que esperamos
grandes milagros en la naturaleza o en nuestra persona, cuando el milagro mayor
ya lo tenemos, y es estar aquí. Y estar acompañados por un desfile infinito de
estrellas, por un sol cálido y cercano que nos permite la existencia y por
numerosos corazones amigos. Cuando saboreamos esto es que hay una cuerda que
está estirando de nosotros para sacarnos alabanza y gratitud.
El agua viva que impregna nuestras entrañas
se expresa siempre en buenas intenciones, buen hacer, en compartir
experiencias, aunar esfuerzos, estar al servicio de los demás, disculpar de
corazón y buscar la armonía en todo momento.
Observemos nuestra vida con lupa, para
apreciar mejor de dónde nos vienen esas ayudas y dónde nos nacen las ilusiones.
Es importante estar atentos a lo que nos pasa, abandonar la inconsciencia,
salir de la inercia. Sentirnos bañados por las divinas aguas, y la refrescante
alegría.
Doy gracias por todas las cuerdas que sacan
de mi persona todo lo necesario para hacerme comprender que vivo para amar.
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