domingo, 18 de mayo de 2014

La chispa divina


Cuenta una leyenda que Dios era todo en todo, y cuando quiso crear el universo, se replegó sobre sí mismo, y dejó un espacio al que llenó de su poder divino. Pero este poder era muy grande y las formas del universo demasiado frágiles y se rompieron. Cada uno de los fragmentos contenía una chispa divina. Y los pueblos de todo el mundo quisieron volver a reunir estas chispas sagradas.

Por eso se pusieron en búsqueda. Primero buscaron en el cumplimiento y la sumisión a la ley religiosa, pero esto les volvió dependientes y desvalidos, después recurrieron a la magia, que tampoco les sirvió de mucha ayuda. Finalmente algunos sabios les aconsejaron que buscaran en su interior, porque cada uno de nosotros lleva dentro de sí un poder superior y actuando con limpieza de corazón podemos liberar las chispas divinas que existen en nosotros.

Cuando nos volvemos amorosamente hacia cualquier cosa que mueva nuestros corazones, nuestros tesoros personales se revelan”. (Sheldon Kopp).

Tenemos un tesoro o múltiples tesoros por descubrir. Es muy fácil el acceso a ellos: centrar la atención en todo el bien que podemos hacer y en el manantial inagotable de aguas limpias que está en el fondo de nuestro corazón. Con eso es suficiente.

Así es como podemos recuperar las chispas divinas que están por todas partes y también en nosotros.

Todos tenemos algo que ofrecer al mundo, tenemos sensibilidad para algún tema en particular, nos enamoran determinadas cosas, nos sentimos emocionados de una manera u otra, nos embarcamos en proyectos que nos atraen. No estoy hablando de grandes cosas, sino de hacer con ilusión el trabajo que llevamos entre manos, en casa, en la calle, en la oficina, en el taller.

Ahí mismo, donde nosotros estamos, está la Vida con mayúsculas, la que nos formó y nos ayuda sin cesar. La que ha apostado por nosotros y no parará hasta que nos enteremos de que somos infinitamente amados, y así entremos en el Reino de la Alegría, que es la misma eternidad en la que ya estamos.

Cuantas más chispas divinas podamos liberar mejor. Puede ser que el primer paso cueste un poco, después es más fácil, porque la bondad llama a la bondad, la generosidad a la generosidad, la belleza a la belleza. Y a lo bueno te acostumbras pronto.

Tú eliges un color para tu corazón y todo se vuelve de ese color. El color confianza es el más adecuado para vivir.

2 comentarios:

Angelo dijo...

Hermoso!!
Presente, en estado de presencia recolectando chispas divinas..
Sacando lo mejor de cada cosa que nos rodea..
Y buscar los mas altos, o sea NOBLES, ideales del ser...

Saludos desde "la tierra de la plata" (Argentina)

Fr. Simón dijo...

El color confianza ayuda a vivir. Dios confía en mí y en ti.

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