Cuenta una leyenda que Dios era todo en
todo, y cuando quiso crear el universo, se replegó sobre sí mismo, y dejó un
espacio al que llenó de su poder divino. Pero este poder era muy grande y las
formas del universo demasiado frágiles y se rompieron. Cada uno de los
fragmentos contenía una chispa divina. Y los pueblos de todo el mundo quisieron
volver a reunir estas chispas sagradas.
Por eso se pusieron en búsqueda. Primero
buscaron en el cumplimiento y la sumisión a la ley religiosa, pero esto les
volvió dependientes y desvalidos, después recurrieron a la magia, que tampoco
les sirvió de mucha ayuda. Finalmente algunos sabios les aconsejaron que
buscaran en su interior, porque cada uno de nosotros lleva dentro de sí un
poder superior y actuando con limpieza de corazón podemos liberar las chispas
divinas que existen en nosotros.
Cuando
nos volvemos amorosamente hacia cualquier cosa que mueva nuestros corazones,
nuestros tesoros personales se revelan”. (Sheldon
Kopp).
Tenemos un tesoro o múltiples tesoros
por descubrir. Es muy fácil el acceso a ellos: centrar la atención en todo el
bien que podemos hacer y en el manantial inagotable de aguas limpias que está
en el fondo de nuestro corazón. Con eso es suficiente.
Así es como podemos recuperar las
chispas divinas que están por todas partes y también en nosotros.
Todos tenemos algo que ofrecer al mundo,
tenemos sensibilidad para algún tema en particular, nos enamoran determinadas
cosas, nos sentimos emocionados de una manera u otra, nos embarcamos en
proyectos que nos atraen. No estoy hablando de grandes cosas, sino de hacer con
ilusión el trabajo que llevamos entre manos, en casa, en la calle, en la
oficina, en el taller.
Ahí mismo, donde nosotros estamos, está
la Vida con mayúsculas, la que nos formó y nos ayuda sin cesar. La que ha
apostado por nosotros y no parará hasta que nos enteremos de que somos
infinitamente amados, y así entremos en el Reino de la Alegría, que es la misma
eternidad en la que ya estamos.
Cuantas más chispas divinas podamos liberar
mejor. Puede ser que el primer paso cueste un poco, después es más fácil,
porque la bondad llama a la bondad, la generosidad a la generosidad, la belleza
a la belleza. Y a lo bueno te acostumbras pronto.
Tú eliges un color para tu corazón y
todo se vuelve de ese color. El color confianza es el más adecuado para vivir.
2 comentarios:
Hermoso!!
Presente, en estado de presencia recolectando chispas divinas..
Sacando lo mejor de cada cosa que nos rodea..
Y buscar los mas altos, o sea NOBLES, ideales del ser...
Saludos desde "la tierra de la plata" (Argentina)
El color confianza ayuda a vivir. Dios confía en mí y en ti.
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