miércoles, 28 de mayo de 2014

Aprende a ser feliz



Cuando las palabras de amor salen de mi boca primero han inundado mi corazón. Cuando los mensajes de paz se me amontonan en mi mirada es que han tomado mi espacio interior. Cuando la expresión de gratitud me brota por todos los poros del cuerpo es que se desbordan los ríos de agradecimiento que me recorren por fuera y por dentro.
Primero lo siento, luego lo expreso, por ese orden. Manda el interior. Lo que se cultiva dentro es lo esencial y va a determinar lo que sembramos a nuestro alrededor, seamos o no conscientes de ello.
Por eso, preparemos espacios inundados de luz y adornados con lo mejor que hay en nosotros. Si supiéramos lo mal que nos sientan los enfados, no tendríamos ninguno más en toda nuestra vida, porque son altamente perjudiciales para el bienestar interior, y también para la salud del cuerpo, son como grietas en nuestra materia por donde se nos escapa nuestra preciosa y curativa energía. Al que pierde gasolina no le arranca el motor, no puede ponerlo en marcha, lo mismo sucede con la energía, si la perdemos en disgustos y tonterías no saboreamos la vida ni nos ponemos en marcha para crecer a lo hondo que es para lo que hemos nacido.
Cada uno que elija, porque ser feliz es una elección y un aprendizaje. Nadie nace sabiendo. Aunque parezca que unos lo tienen más fácil y otros más difícil, todos tenemos infinitas oportunidades para aprender.
Tenemos que ser constantes y disciplinados, que nadie nos quite nuestro interior dichoso, que nada sea más importante que transmitir paz. Concentrarnos en lo esencial y dejar las superficialidades que siempre nos quieren invadir y despistar.
Creo que todos sabemos las cosas que nos sientan bien, lo que nos lleva a la dicha personal. Se trata de propiciar esos momentos, esas circunstancias. Dirigir la mirada hacia esos amaneceres, esos amigos, esas lecturas, esos silencios, esos encuentros que tanto nos ayudan. Ésa es faena nuestra, nadie va a hacerlo por nosotros. Y es lo más importante que tenemos que hacer: encontrar nuestros tesoros personales, esas perlas depositadas en nosotros. Y disfrutar.
El mensaje que yo lanzo es el mismo siempre, es el que me han transmitido mujeres y hombres sabios y buenos, es el que han dejado depositado en la tierra multitud de seres que ya partieron y que vivieron en búsqueda y esperanzados, como yo.
Es el que yo quiero dejar en el aire de mi planeta. Es el que te quiero dar a ti, mi hermana querida, mi hermano querido: aprende a ser feliz y caminarás hacia la luz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, hormiguita, por tus palabras

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