El corazón es un músculo pequeñito, pero
muy importante, instalado en nuestro centro. Pero cuando decimos “actuar desde
el corazón”, o “esa persona tiene corazón”, no nos referimos a ese músculo,
sino a nuestro ser y sentirnos personas humanas auténticas.
Pero nuestro corazón, no el músculo,
necesita protección, abrigo, seguridad, ternura, valoración. Porque quiere
vivir, y vivir con calidad, no de cualquier manera.
Hay algunos métodos naturales y muy
efectivos para arreglar corazones heridos. Uno de ellos es el abrazo.
El contacto físico acogedor es
importantísimo para sentirnos bien, para acceder al interior de cada uno y
derribar las murallas de autosuficiencia o indiferencia tras las que a veces
nos parapetamos.
Un abrazo cálido, sin palabras, sin
prisas, es altamente sanador.
Puedes hacer la prueba. Incluso, no
hacerlo una vez sino programarlo para que cada cierto tiempo tengas una sesión
de abrazos curativos, con la familia, con los amigos, con los grupos en los que
participas.
Hay un video en internet que se llama
“El abrazo salvador de vidas”. Del texto que aparece ahí entresaco las
siguientes frases:
“Cuando nos tocamos y nos abrazamos,
llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros
propios sentimientos.
Los abrazos además de hacernos sentir
bien, se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Provocan
alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado.
Acrecienta la voluntad de vivir en los
enfermos. Pues debes saber que CUATRO abrazos al día son necesarios para
sobrevivir, OCHO para mantenerse y DOCE para crecer como personas.
Un abrazo nos brinda protección,
seguridad, confianza, fortaleza, salud, autovaloración”.
Abraza a tus seres queridos. Transmite
con ese gesto tus buenos deseos hacia ellos, tu amor incondicional, tu
presencia acogedora. Hazle saber todo eso, sin palabras. Solo con los dos
cuerpos juntos, con la transmisión de sentimientos y energías, en directo, sin
pensamientos, sin palabras. De corazón a corazón. Con la fuerza de nuestras
entrañas.
A veces tenemos a mano métodos muy
efectivos, porque son extraordinariamente curativos, y los infravaloramos. No
les damos la importancia que se merecen.
Nuestro espacio interior siempre
necesita de mucho cariño para vivir a tope. Y ese cariño nos llega de todos
lados, porque estamos inmersos en el Amor. ¿Nos damos cuenta?
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