Palabra pronunciada

 Todos nosotros, todo lo creado, somos Palabra de Dios, que “sale de sus labios y de su corazón”, es lo que diríamos si se pudiera expresar así. Somos palabra pronunciada en el tiempo y en el espacio. Estamos llamados a ser profetas, mensajeros que recibimos la misión de comunicar al mundo que podemos confiar porque no andamos solos. También somos enviados a partir y compartir nuestra vida con los que nos rodean y con los que nos necesitan.

Entre todos escribimos la historia sagrada de los últimos tiempos, la que aún no aparece en los libros. En esta “biblia” nuestra del presente siglo también hay injusticias, malvados, héroes audaces y personas sabias que guían y muestran caminos.

Hoy, como antes, es el mejor y el peor de los tiempos. “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura, la época de las creencias y de la incredulidad, la era de la luz y de las tinieblas.” (Dickens)

Parece que todo se repita, que no avancemos pero la realidad es que ya hemos llegado, no hay vuelta atrás, porque estamos en la existencia, la meta es nuestro mismo caminar, es decir, ese peregrinar inseguro y desorientado, asombrado y temeroso, confiado y feliz. Todo a un tiempo. No tenemos que llegar a ser nada que no seamos ya. “Todo está en todo en cada momento”.

Tan solo hay algo que puede marcar la diferencia entre unos y otros en este tren de la vida en el que estamos: es disfrutar o no disfrutar del viaje, vivir agradecidos o no. En nuestra mano está elegir.