domingo, 12 de diciembre de 2021

Muy vivos

 


Todos estamos muy vivos por dentro, ese es nuestro mayor don, independientemente de las dificultades y los barrotes de todo tipo que nos ponen límites.

Todos tenemos unas maravillosas alas para volar, para soñar, para elevarnos sobre sufrimientos y dificultades. Son nuestras ganas de ser felices, de conquistar terrenos interiores, de saborear la belleza, de disfrutar de la bondad, de enamorarnos de la paz.

Cuando uno abre la puerta de sus sueños y deja sus alas desplegadas, no hay límites para la vida. Por eso, tantas personas en situaciones muy difíciles pueden sentirse totalmente libres y privilegiadas, porque la vida sucede por dentro.

Etty Hillesum, judía, escribió en su diario desde un campo de concentración: “La enorme fuerza consiste en considerar la vida, aun cuando uno muera de forma deplorable, plena de sentido y hermosa, viendo todo lo que uno ha realizado en su interior y por lo que mereció la pena vivir. Estoy con los maltratados y moribundos, pero también estoy con el jazmín y el trozo de cielo ante mi ventana, en una sola vida hay espacio para todo.”

Este testimonio, como tantos otros, es una luz en el camino, que nos lleva a sentir que “si un solo ser humano puede, yo también puedo”. 

El secreto es asumirlo todo, lo bueno y lo que no es tan bueno, como parte de la vida. Se trata de dar cabida a todas las cosas, es decir de aceptar, que no significa resignarse, sino actuar y luchar por nuestros sueños desde donde estamos y desde lo que somos.

Es todo un camino sanador de autenticidad. Es decir, de llegar hasta el fondo gozoso de uno mismo, para poder reflejarlo en todo lo que hacemos. Ese será nuestro mayor obsequio, lo mejor que podemos dejar aquí antes de partir.

Doy gracias por todos los testimonios que han llegado hasta mí, que han iluminado mi camino y me llevan a sentirme muy viva.


1 comentario:

Fr. Simón dijo...

Luchar por nuestros sueños.
Sí al lado de quienes parece los hayan olvidado.

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