Encuentros

 

Karl Rahner: “Hemos sido creados con la capacidad, la sensibilidad para encontrar a Dios, para sentir su presencia y su acción amorosa en la vida cotidiana, en las mil cosas y personas de la vida ordinaria.”

Lo cotidiano, lo que tengo tan cerca, tan visto, que ni le suelo dar importancia, ni lo agradezco. Sin embargo, todo es extraordinario, porque nos lleva a sentir esa “acción amorosa” en nosotros. 

Todas las personas estamos llenas de amor, de luz. Comunicamos esa luz en todo lo que nos sucede y, por supuesto, en cada encuentro. En nuestro peregrinar, avanzamos a base de pequeños aprendizajes, y para ello nos necesitamos unos a otros.

Por eso, nos dice el Papa Francisco: “Estamos llamados a ser expertos en el arte del encuentro”. Esto significa darle máxima importancia a todos los encuentros que ocurren en nuestra vida. Porque todo es por algo y para algo, aunque no seamos capaces de ver su alcance.

Todos los encuentros nos anuncian el gran encuentro de nuestra vida, hacia el que avanzamos con cada respiración, y tocamos con nuestro corazón anhelante.

En el cosmos hay miles de millones de galaxias, incontables estrellas. Son cifras imposibles de asimilar ni de entender. Las preguntas se acumulan en nuestro interior. Cómo es posible tanta grandeza y tanta precisión. 

Peregrinamos en un universo increíble, pero nosotros, afortunadamente, nos movemos en lo pequeño, en el tú a tú de cada día, en el minuto a minuto de la existencia en la Tierra, en el ahora del asombro y el agradecimiento. 

Que nuestros corazones tengan la sensibilidad necesaria para percibir esa presencia amorosa que nos constituye, y que seamos capaces de transmitir paz y alegría en cada encuentro.