La dureza de las batallas diarias nos lleva a sentirnos estresados y también aprisionados en muchas situaciones. Pero qué pasaría si nos diéramos cuenta de que no existen tales batallas, que los conflictos, de un modo más o menos consciente, están inventados por nosotros.
Le preguntaron a Amma sobre cuál era el problema del mundo, a lo que contestó: “Ninguno. El problema está en nuestro interior, es nuestro ego. Debemos cambiar nuestra actitud hacia el mundo.”
“Somos lo que pensamos.” Transportamos sin cesar pensamientos negativos, sin ponerles freno, sin darnos casi cuenta, nos dedicamos a pensar y volver a pensar lo mismo una y otra vez, la mente es incansable. Y eso agota nuestras preciosas fuerzas.
Vamos a vigilar mínimamente lo que pasa por la mente, observar nuestra negatividad, sencillamente darnos cuenta, lo que ya es un primer paso para el cambio.
El ego nos hace creer que somos diferentes, y nos lleva a trazar líneas divisorias entre unos y otros. Toda esa energía que perdemos en “nuestras falsas batallas”, la necesitamos para construir nuestro precioso mundo interior. Por eso, mejor emplearnos a fondo en rescatar los dones que hemos recibido, esa es la vía directa para vivir de verdad, y sentirnos en libertad y profundidad gozosa.
El sentido de la vida es el agradecimiento y la entrega, y si en algún momento queremos “pelearnos” con alguien, entremos en nosotros mismos y solucionemos ahí el problema, porque es el único sitio en el que existe.
La dureza de la vida diaria, tiene su origen en la dureza de nuestro propio corazón, ahí es donde tenemos que trabajar. Para ello, recordemos que el amor todo lo puede, todo lo sana y lo une.
2 comentarios:
Dentro se manifiesta fuera. Todo tiene relación
Mejor emplearnos a fondo en rescatar los dones que hemos recibido ...
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