Contemplar: mirar con consciencia, agradecimiento y ternura, eso me gusta
como sinónimo de vivir. Con esa ilusión me levanto por las mañanas, con ese
encargo camino.
Contemplar es como tener un anticipo de vida eterna.
Para mí es un modo de vivir completamente nuevo, que tengo que aprender. Es
quitar protagonismo al pensar y el actuar y dárselo al percibir y sentir.
Sencillamente, es experimentarlo todo.
Como decía alguien: “No se trata de hablar de Dios sino de practicar Dios”.
No es mirar desde fuera sino desde dentro, desde el mismo Espíritu que nos ha
traído a la vida y nos ama. En realidad, todo es dentro y todo sirve a todo.
Tiene que ver con la pasión, o “el lío”, que el Papa Francisco nos aconseja.
Cada día se nos abren nuevas vías porque todo lo llevamos incorporado y las
bendiciones están echadas, ya somos templo entre otros templos. Cómo disfrutar
de la suerte que hemos tenido. Tan solo contemplando y viviendo en armonía con
la naturaleza y con nosotros mismos. Esa naturaleza es nuestro universo amado,
nuestra casa.
Hay un primer momento de esfuerzo, hasta que se llega a la etapa de no esforzarse
más porque sabes que hay Alguien-Enamorado-de-Ti que está tomando la iniciativa
sobre todo lo que te sucede, que estás en el momento perfecto y en el sitio
adecuado, y tu única tarea es orientar tu vida hacia él. “Justo ahora estás
donde necesitas estar, solo respira, confía en el universo.”
Es un camino sencillo que exige un cambio radical: confiar, confiar y
confiar.
2 comentarios:
Confiar y saber esperar, bravo. Con los sentidos en pleno
Cómo siempre, precioso y cierto.
Gracias mamá.
Publicar un comentario