Dice P. Casaldáliga que “nos
quedaríamos sin la vida si le quitásemos el misterio”.
Nos atrae demasiado nuestra zona de confort, estamos plácidamente apoyados
en nuestras minúsculas seguridades. Lo nuevo nos asusta, lo diferente lo cuestionamos,
sin embargo, todo es la vida, y esta es hondo misterio, inasible a nuestro
entendimiento.
Caminar con lo que tenemos y en cada paso buscar la paz del corazón, la
misma que nos está buscando a nosotros. Ella nos busca desesperada porque nos
conoce y sabe que es nuestra única luz aquí.
Dicho de otra manera, el Amor más grande nos ama locamente y quiere que nos
enteremos. Ese es el gran misterio.
P. Casaldáliga: “Vivir es ir poniendo el corazón y un pie detrás de otro
sobre el camino que se vaya abriendo”. Qué sencillo y qué bello, a la vez.
Sobre el camino que se nos abre, poner el corazón. No elegimos nosotros las
circunstancias que nos tocan, sí la manera de caminar: con corazón,
sensibilidad y ternura.
Al final todo se condensa en ser buenos y sentirse hermanos, porque nos une
una naturaleza divina y cualquier avance en nuestra propia autorrealización,
beneficia a todos.
Si saboreamos nuestro propio tesoro, el de la vida, entonces dejamos buen
sabor a nuestro alrededor.
Para caminar con corazón, me gusta repetir a lo largo del día: “Este
momento es el más importante de mi vida”. Realmente cualquier momento es
extraordinario, si lo subrayo en mi conciencia como único y lo agradezco.
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