domingo, 26 de marzo de 2017

Vida interior

La vida interior profunda y consciente hay que favorecerla y cuidarla.
El primer paso, y quizá el único, es la confianza. El lema sería: “Confía y no te preocupes de nada.” Parece complicado asimilar este mensaje, pero más difícil fue el que lanzó San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”. Hay que ser valiente, abandonar los miedos.
Nos servirá de gran ayuda buscar siempre la paz del corazón. Este es un camino personal, cada uno sabe qué es lo que mejor le sienta para conseguir esta calma interior, y si no lo sabe, es hora de averiguarlo.
Buscar lo que nos apasiona, aquello que es nuestro elemento, para lo que tenemos dotes especiales y que nos hace disfrutar.
Iniciar un diálogo íntimo, de tú a tú, con todo aquello que nos trasciende, con la fuente de la que brotamos, con el cielo en el que ya vivimos, con nuestro Yo más profundo y divino.
Tener una seria charla con la bondad y la belleza que todo lo impregna, y ponernos a su servicio, porque somos sus guardianes y sus propagadores.
Cuando nosotros nos realizamos en profundidad, entonces somos fecundos y damos fruto porque hemos alcanzado aquello para lo que hemos sido creados.
Hay un rio de agua clara que nos alimenta, estamos plantados en su cauce, por eso podemos aspirar a lo más grande porque esas aguas tienen todo el poder y toda la ternura. Todo está para nosotros, podemos confiar.

Cuanto más cuidamos nuestra vida interior más dejamos pasar esas aguas que son el mismo Espíritu que nos da a luz y nos ama.

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